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<a href="http://www.abc.es/fotos-20n-2011/20111107/rajoy-pelo-corto-debate-1502030523592.html">Rajoy, con el pelo más corto en el debate del 25 de febrero de 2008 frente a Zapatero</a> - óscar del pozo
debate de 2008 y 2011

Rajoy, tres años después: así ha crecido «la niña»

El cambio al azul en la corbata, su concreción en las propuestas, no darse por vencedor antes de tiempo, crecerse en los puntos decisivos del debate y no tirar de retórica en su broche final han jugado a favor del candidato popular. Rajoy se ha transformado respecto a los debates que le midieron a Zapatero

MADRID Actualizado: Guardar
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Sabedor de que le restaba muchos puntos presentarse como vencedor «a priori» de la contienda electoral -con la única y a veces poco certera arma de las encuestas-, el líder del PP no se ha dibujado en la noche del 7 de noviembre como el próximo presidente del Gobierno en el enfrentamiento dialéctico que le ha medido a su homólogo socialista.

Tan solo una vez, de forma tímida, ha dicho «si soy el futuro presidente, buscaré un acuerdo...» y Alfredo Pérez Rubalcaba se ha aferrado al don de la oportunidad para recalcar, ante los millones de votantes, que él se encargaba de completar su frase «...y si es jefe de la oposición también buscará ese acuerdo».

El Mariano Rajoy de 2011 también ha caído en el error de leer en numerosas ocasiones sus fichas preparadas, como lo hiciese ya en los rifirrafes con el otrora candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero.

El televidente critica este gesto, pero censura de igual modo que los líderes políticos pierdan el hilo argumental o que despotriquen sin argumentos, así que el candidato popular se ha ido creciendo por momentos a pesar de sus reiteradas miradas a los tarjetones dispuestos.

No solo el color rojo-vino de la corbata que escogió hace cuatro años el presidente nacional del PP ha virado esta noche, respecto a las que parecen lejanas del 25 de febrero de 2008 y siete días después del mismo año, los dos «cara a cara» que precedieron la cita con las urnas de todos los españoles en aquella ocasión.

Rajoy se aferraba a ese color, también en sus intervenciones ante la opinión pública en el programa de TVE «Tengo una pregunta para usted» como si fuese un talismán, pero definitivamente el color azul elegido esta noche y conjuntado son su traje gris oscuro, casi negro en pantalla, le han deparado mejor suerte.

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El santiagués y registrador de la propiedad más joven de España, que consiguió la oposición con solo 23 años, ha demostrado esta noche que su fama de buen parlamentario ganada a pulso en el hemiciclo -tanta como la que ha acumulado su contrincante, Alfredo Pérez Rubalcaba- no se veía amilanada por la presión de las cámaras de televisión. A diferencia de lo ocurrido cuatro años atrás, cuando las encuestas tras el debate dieron la victoria por la mínima al candidato socialista, esta noche los sondeos opinan lo contrario. Y la voz generalizada en internet o la calle lo secundan. Se ha visto a un candidato que se crecía (y hasta gustaba) por momentos, firme en sus convicciones y propuestas, más concreto sobre lo que hará y no hará en un futurible mandato del PP.

Y todo a pesar de las incisivas (y cansinas, incluso) interrogaciones de Rubalcaba sobre lo que lleva en su programa y si tocará la prestación por desempleo o retirará el recurso que tiene planteado en el Tribunal Constitucional contra las bodas entre personas del mismo sexo. No reducirá el primero, no retirará el segundo, no congelará las pensiones... Rajoy sí ha dado respuesta. Ha sido más contundente que en 2008 y no ha pecado de la ambigüedad que le presuponen los socialistas en debates de enjundia.

En definitiva, el cambio de indumentaria y la firmeza de su discurso han jugado a favor del dirigente gallego. También no vender la piel del oso antes de cazarlo, no enfangarse en el terrorismo de ETA o temas que se consideran bien encauzados, aportar cifras sin llegar a languidecer en su discurso y mudar en su anecdótico cierre del debate de aquella «niña que tenga una familia con trabajo y una vivienda» al broche de oro de 2011. De forma más directa, sin retórica rimbombante ni grandilocuente, Rajoy instiga al electorado en una versión remozada de aquella niña: «Les propongo trabajar juntos para poner fin a la difícil situación, abrir empresas y crear empleo, garantizar el Estado del Bienestar y garantizar las pensiones, la educación y la sanidad. Les propongo cambiar el desaliento de nuestros jóvenes por la confianza en el futuro. Levantar la cabeza y con orgullo. No será fácil, será difícil y necesita de un gran esfuerzo de todos y no descansar hasta lograrlo. Nadie nos va a regalar el éxito, mi partido y yo estamos preparados, tenemos experiencia y ustedes tienen la palabra, son los que deciden. Yo, por mi parte, diré que se puede hacer. Tenemos la oportunidad y somos una gran Nación, España, que no se rinde nunca».

En suma y a tenor de la opinión pulsada a los lectores, como los de ABC.es, ha sido el discurso de «un presidente in pectore».

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