Una tumba de cal viva en el jardín de casa

Hace tres semanas, familiares de Astrid Carolina interpusieron una denuncia ante la Policía por su desaparición. Hacía ocho días que no sabían nada de ella. Habían entrado en su casa de la calle de Tarragona, en el barrio de Delicias, y todas las luces estaban encendidas; además, tenía a sus perrillos abandonados, lo que extrañó aún más a los parientes.

Hasta que el miércoles pasado, Raúl, acompañado de su abogado, se presentó a las dos y media de la tarde en la comisaría de Fuencarral-El Pardo: «He cometido un delito», dijo, y le pasaron a la oficina de denuncias. Y allí confesó: «He matado a un travesti y lo tengo enterrado en el patio de mi casa». Los investigadores le tomaron una primera declaración. Paralelamente, cruzaron la información aportada con la base de datos y comprobaron que existía una denuncia por desaparición de alguien con las singulares características de quien hablaba el homicida confeso.

Los agentes se desplazaron con el sospechoso a su vivienda, en el número 258 del paseo de la Dirección (Tetuán). Es una vieja construcción de una planta, con una chatarrería detrás. Raúl se mudó allí hace unos cinco años , pues su hermano pertenece a la promotora Área Norte, que ha comprado las parcelas, algunas pendientes de expropiación, precisaron los vecinos.

Detrás de un portón metálico verde se accede a una especie de patio o jardín, muy descuidado, desde el que se llega a la vivienda, de una sola planta. Raúl señaló un rincón junto a la entrada a la finca, en el destartalado arriate de un árbol.

Sólo hizo falta dar cuatro golpes de pala para descubrir el cadáver de Astrid Carolina. Se dio parte a la autoridad judicial, que ordenó el levantamiento del cuerpo y su traslado al Instituto Anatómico Forense, para realizarle la autopsia y ser reconocido por la familia.

Al caer la noche, la inspección ocular se dio por concluida, hasta que ayer por la mañana se reanudó. El acusado volvió a presenciar el registro de su vivienda y la toma de pruebas, tal y como presenció ABC. Horas después, se conocía el resultado de la autopsia: Astrid Carolina, conocida en el mundo de la prostitución como «Astrid Queen», había muerto hacía entre 15 y 20 días .

La secuencia de los hechos fue la siguiente. Raúl y la joven mantuvieron un último contacto sexual y estuvieron consumiendo alcohol y cocaína. En un momento dado, la mujer le pidió una cantidad de dinero que el homicida confeso se negó a entregarle. La discusión fue brutal, hasta que Raúl agarró un martillo y la golpeó en la cabeza. Luego, acabó matándola de dos cuchilladas.

Cavó la tumba, echó el cuerpo dentro y lo cubrió con cal viva. Veinte días después, la conciencia le pudo y acudió a comisaría, asesorado por su abogado.

Antes, había contratado a un obrero para que hiciera una reforma, precisamente en el patio. Según los vecinos, las obras acabaron el día 1, cuando también se desató un incendio en la chatarrería de detrás.