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Un mundo de 7.000 millones

La Tierra se convierte en un planeta abarrotado, más joven que nunca, pero a la vez con más ancianos

Un mundo de 7.000 millones AP

JAIME LEÓN

Los estrechos callejones del barrio de chabolas de Dharavi bullen de gente. Hordas de niños juegan, pelean y se divierten. Abuelas cuidan de bebés sentadas ante sus casas de una habitación. Adolescentes con aspecto de modernos se entretienen con sus móviles. Madres hacen cola en un pozo para recoger agua. Parece que toda la humanidad se concentrase en este «slum» de medio millón de personas en la ciudad de Mumbay, en el sur de la India. Ajenos a la llegada de la persona 7.000 millones mañana , de acuerdo con el Fondo para la Población de Naciones Unidas (Unfpa), este microcosmos ofrece una radiografía de un planeta abarrotado, urbano, más joven que nunca, pero con más ancianos al mismo tiempo y donde la mitad de la población vive con menos de dos dólares al día.

La persona 1.000 millones nació a comienzos del siglo XIX. Un siglo más tarde se alcanzaron los 2.000 millones. Con la prosperidad occidental en la década de los 50 llegó la explosión demográfica. La población se multiplicó hasta los 5.000 millones en 1987 y 6.000 millones en 1999 . Buenas noticias: el crecimiento de la población disminuye del 20% al 17%.

893 millones de sexagenarios

La persona 7.000 millones nacerá probablemente en Asia, que acoge al 60% de la población (en África vive el 15%, pero crecerá el doble que los asiáticos. Cada vez habrá menos europeos, con el declinar de su población en 2025). Seguramente sea pobre, ya que el 90% de las personas nacen hoy en países en desarrollo o sin desarrollar. Las posibilidades de que nazca en una ciudad son del 56%, dado que desde 2008 los urbanitas superan a los habitantes rurales. Si nace en el campo, migrará a la ciudad, donde en 2050 vivirán el 75% de las personas.

También es más que posible que sus abuelos sigan con vida y que tenga que mantener a sus padres en el futuro. El número de personas con más de 60 años nunca fue tan alto, 893 millones. Al mismo tiempo, casi la mitad de la población tiene menos de 24 años.

Cuando se alcanzaron los 6.000 millones de personas se auguró el colapso del planeta. Con 7.000 millones, ¿hay alimentos para todos?, ¿recursos?, ¿disminuirá la pobreza? «Las perspectivas son optimistas. En los últimos treinta años se ha mejorado mucho. La natalidad se está controlando. China, India, Vietnam y Tailandia se están desarrollando muy rápidamente», afirma Christophe Guilmoto, demógrafo experto en Asia del Centro para la Población y Desarrollo de Francia. «Por supuesto, en zonas como el África subsahariana la situación ha mejorado poco porque el aumento de la población canibaliza el crecimiento económico, pero las cosas se mueven en la dirección adecuada, solo hay que acelerar los cambios».

Para alimentar a los 9.000 millones de personas que existirán en 2050 será necesario producir un 70% más de alimentos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Guilmoto cree que es posible, pero el problema es otro. «La producción de comida continúa creciendo, el problema es de distribución. Hay comida, pero la mayor parte de la gente no puede pagarla». Hoy 1.000 millones de personas pasan hambre.

Y una cifra similar consume sin control. «El número de personas no es tan importante como el modelo económico. Hoy hay 1.000 millones de consumidores al estilo occidental. Con 2.000 millones la Tierra no aguanta», explica George Martine, demógrafo que ha elaborado informes para la ONU, quien cree que la mayor dificultad es el medio ambiente y los recursos naturales. «China e India suman consumidores a una velocidad tremenda, están en su derecho. Pero los recursos se agotan, el cambio climático se acelera y se producen demasiados desechos».

Un planeta joven proporciona oportunidades, pero también retos. Los jóvenes representan una oportunidad si reciben una educación y se integran en la economía moderna. China aprovecha el dividendo demográfico, al igual que Vietnam, pero no es el caso de la India o África. «Es necesario además que la mujer se incorpore al mundo laboral, algo que no sucede en el sudeste asiático», señala Guilmoto. «Sin la mujer no es posible el dividendo demográfico». Al mismo tiempo, crece la población de personas mayores en países sin pensiones. «Un menor número de hijos tendrá que mantener a los padres. Es una situación nueva que creará un problema de dependencia en países asiáticos, pero no en los africanos donde todavía hay pocos ancianos», señala Guilmoto.

En la urbe y en chabolas

Al igual que los habitantes de Dharavi, la inmigración a la urbe es la tendencia. Ciudades abarrotadas, que acumulan nuevos residentes en zonas de chabolas en las que viven casi 1.000 millones de personas. A Mumbai, antigua Bombay, llegan 300.000 nuevas personas al año. «Es inevitable que las personas emigren a la ciudad. Se vive mejor, aunque sea en chabolas. El problema es de políticas gubernamentales. No anticipan la migración y tratan de evitarla. Pero la urbanización es positiv para el desarrollo», afirma Martine.

El futuro es incierto. La clave para desacelerar el crecimiento de la población es el control de la natalidad. Una utopía para 215 millones de mujeres que no tienen acceso a anticonceptivos. Los expertos no concluyen cuánta gente vivirá en 2100. Podrían ser 10.000 millones o 7.000.

Mientras tanto continúa la vida en los callejones de Dharavi. Sanita abraza a su hija de 5 días de edad. Por poco no se convierte en el habitante 7.000 millones.

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