Lo que le dijo Tirado al poeta
Palabras del presidente de las Cortes, Vicente Tirado, en la presentación del libro de poemas de Jesús Maroto
Cuando acepté participar en la presentación del libro de poemas de Jesús Maroto, confieso que lo hice con el mejor ánimo, dispuesto a zambullirme plácidamente entre su verso y su palabra.
Sin embargo, unos minutos más tarde, a solas con mis pensamientos, me asaltaron los ... afanes del Parlamento regional, los quehaceres de las próximas elecciones generales, la situación económica y financiera, tanto problema acuciante…
“Malos tiempos para la lírica”, me dije. Pero enganché el manuscrito debajo del brazo y lo eché al coche. Al día siguiente, de camino para Albacete, mientras despachaba por teléfono sobre asuntos, que, como pueden imaginar, no eran nada liricos, me sorprendí pasando las hojas y dejando que en mi subconsciente penetraran palabras: Silencio…Alguien…Nadie…Olvido…Somos…Ayer…Ausente….
Pensé en qué distintas suenan las palabras cuando se hace un discurso político, --aunque en ellas se deposite toda la contundencia de las ideas, los deseos y los convencimientos vitales-, a cuando están insertadas en los sentimientos, en las percepciones más intimas. De qué manera, casi épica, se reciben los argumentos destinados a cohesionar esfuerzos sociales, y de qué suave forma la poesía con las mismas palabras, sacadas del mismo diccionario, penetra en la intimidad de las personas.
Y comencé a leer con atención los versos escritos por Jesús. Y quise caer en la cuenta de lo cerca que están unas palabras y otras, las del discurso político y las del verso.
Y sino escuchen ustedes:
…Verdaderamente el camino
Parece seguir más allá,
Que casi no nos queda otra opción
Sino la más usual.
Recorrerlo.
Así escrito, como lo hace Jesús, más parece una amable sugerencia que un mandato, más algo que uno elige, como el servicio público, que una ineludible predestinación, ¿Quizá la de ser poeta?
La magia de estos versos es que, silabeándolos dan ganas de pasear alegremente por el camino de la vida, por el que cada uno nos marcamos, escamoteando del escenario las cadenas, las pesadas cargas que esos caminos en la mayoría de las ocasiones conllevan. Y de manera insinuante invita sin más, a recorrerlo, y disfrutar, en lo posible, del paisaje siempre cambiante.
Uno, a quien le cuesta trabajo apearse del oficio que actualmente desempeña, en el que a veces se abusa de la verborrea, de borbotones palabreros que a duras penas sostienen argumentos, se admira de la habilidad de Jesús Maroto para exponer tanta existencia vital con tan escuetos instrumentos, descubrir tanta fuerza tejida en versos tan breves, que a veces su lectura supone casi lo que una mirada dulce, o una caricia.
Pero ello no le impide enganchar al dolor de la pechera e intentar domarlo, quizá intentando atenuar sus coces:
Todos los uno de noviembre
Los muertos se disfrazan para no asustar…
O en estos versos en los que se identifica el padre arremolinando el sentimiento de muchos padres.
…y en las lágrimas de mis hijas
hallo el fruto de tu vientre
madre ira.
Jesús Maroto se ha convertido en maestro en el difícil arte de atinar con las palabras, el difícil arte de manejarlas a su antojo para vivificarse y despertar en quien lee sus versos libres sensaciones libres de artificio, sencillamente humanas, sencillamente reales, algo que, debo confesar, es lo que con frecuencia buscamos conseguir con nuestros discursos los que nos dedicamos al servicio público. Para nosotros, conseguir que se nos entienda y no se nos malinterprete ni se tergiversen nuestras palabra es un reto del día a día.
Con Jesús Maroto no hay caso. Su brevedad es contundente, su laconismo inequívocamente penetrante, sus imágenes se extienden como las lagunas de Villafranca, hasta ahora nuestro único lugar de encuentro y desencuentro.
Y eso que a veces reniega y se revuelve contra él mismo, contra su esencia:
¿Por eso huyo de ti y digo
Que eres el poeta que no quiero ser?
Dice en otro de sus poemas que la poesía contemporánea que admira se nutre de imágenes urbanas, referencias cinematográficas y televisivas e instantes de la publicidad…
Pero los poemas que ha escogido para esta antología tienen poco ruido de fondo y una nada estridente banda sonora. Son poesía. Sin ataduras formales.
Y… reniego de tu propia afirmación:
…QUE LA POESÍA NO HA DEJADO DE SER ALGO INUTIL…
¡Amigo mío!, ¿Has olvidado lo que tú mismo has apuntalado en estas páginas?:
SOLO LOS DÉBILES SE PREGUNTAN POR EL ORIGEN DE LA TERNURA
¿Acaso tiene que recordarte el político la importancia de tu oficio?.
Creo que nó. Y lo creo porque me he acostumbrado a tus poemas, tus 30 años de hermosa demostración de oficio de poeta.
Ya tenemos tres espacios comunes: Villafranca, Toledo y tu Antología Poética . Ambas vienen conmigo en el portaequipajes, o en el bolsillo del traje.
Y cuando yo tenga que desempeñar con ahínco mi oficio de político abriré ese bolsillo y recordaré que, querido Jesús, me has hecho caer en la cuenta de que siempre pueden ser buenos tiempos para la lírica. Incluso en la política.
Muchas gracias .
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