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LIGA BBVA

Messi prosigue su camino

El argentino gobernó el partido de una forma apabullante con tres goles en los primeros treinta minutos

Messi prosigue su camino AP

josé carlos j. CARABIAS

Messi prosigue su camino como si se hubiera inmunizado ante el exterior. Nada le afecta. Todo lo juega. Y siempre, o casi, marca la diferencia. Ayer abrumó al Mallorca desde una superioridad apabullante. No hubo partido porque así lo decidió el mejor jugador del mundo y porque tampoco se vio la presunta garra que impregna Caparrós. [Estadísticas del partido]

Solo un equipo que vive en la abundancia puede prescindir de Xavi, Iniesta y Cesc Fábregas en el mismo lote. Con la Liga de Campeones a vuelta de página, Guardiola desmoralizó a su adversario con ese desplante. Más que un alivio, sonó a desconsuelo para Joaquín Caparrós y su tropa. Desde el instante primero, el Mallorca se previno para lo peor.

Es la tónica de los equipos del entrenador sevillano, que gasta fama de motivar como nadie y de avivar conciencias. Sin embargo, su perfil parece destinado a equipos en fase depresiva, que necesitan agarrarse a lo que sea, a cualquier estímulo. El Mallorca tiene esa pinta. La semana pasada no dijo nada en el Manzanares y ayer no tuvo tiempo para abrir la boca. Messi se la cerró de un bofetón .

Determinados debates futboleros suenan a relleno de huecos, a palabras vacías que el viento se lleva cada semana, pero que contribuyen a fomentar una determinada corriente en la opinión pública. Se lanza un asunto al aire, se manosea de todas las maneras posibles y al cabo de un breve tiempo se lanza a la papelera como los envoltorios del pescado. La presunta flojera de Messi es uno de ellos.

Pasiones forofistas al margen, nunca se puede dudar de los mejores. Y nadie va a discutir a estas alturas que Messi es un superclase cuya medida se calibrará dentro de unos cuantos años en comparación con Maradona, Cruyff, Pelé y Di Stéfano. Esa parece una realidad incuestionable. Lo otro es negocio e intereses.

Antes del minuto treinta, el Mallorca había rumiado tres goles del delantero argentino desde tres ángulos diversos. Aouate lo divisó desde el punto de penalti, a partir de un rechace en plan Quini y proyectado como una flecha que atravesó su portería. [Audio] Messi los clavó con precisión quirúrgica, sin levantar una ceja. [ Audio del segundo y del tercero ]

Fue el corolario de un partido de dirección única: el balón siempre se dirigía a Aouate ante la atenta mirada de sus compañeros y su entrenador. El Mallorca no intentó nada, no probó una salida. Consumió minutos al reloj en espera de que el árbitro no prolongase la agonía. Messi gobernó el partido desde la intimidación de su bota izquierda y Guardiola no requirió a sus otros cracks. El partido estaba decidido a la media hora y tocaba presumir de Masía.

Isaac Cuenca alimentó el ego culé con un gol estimable. [Audio] Regateó al portero como si fuese Villa, Pedro o cualquiera de ellos. Ya se sabe, los chavales siempre imitan a sus mayores y en esa herencia, el Camp Nou se sintió feliz. Otra noche más.

Sin noticias del Mallorca, el partido quedó a expensas de las ocurrencias de los azulgrana, que en algún momento pecaron de la orfebrería barroca, ese regusto relamido que consiste en llegar al gol a base de taconcitos. Guardiola le dio minutos a Deloufeu, el delantero que llama a la puerta. Se gustó el Barça desde la óptica de sus aspirantes a estrella. El ritmo del juego no decayó porque el afanoso Mallorca de Caparrós, el entrenador del ardor guerrero, se había rendido hacía tiempo.

Incluso aún le dio tiempo a Dani Alves de anotar el quinto gol en el descueto, segundos antes de irse al vestuario. [Audio]

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