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La Academia de Bellas Artes recibe el legado de Juana Mordó

Helga de Alvear dona a la institución 57 obras de los fondos de la histórica galerista

NATIVIDAD PULIDO

La revista «Art Review» la ha incluido por segundo año consecutivo en la lista de las cien personas más influyentes del mundo del arte. Helga de Alvear es la única representante de nuestro país —pese a nacer en Alemania es ya española hasta la médula— en dicha lista. Se lamenta de que esta vez hayan incidido más en su faceta de galerista que en la de coleccionista. Le apasionan ambas por igual. «Pero estoy satisfecha de estar en ella, no es fácil». También le hace ilusión que este año encabece la nómina Ai Wei Wei, un artista que le interesa mucho y del que tiene en su colección una pieza estupenda. «Es un artista muy político, como Santiago Sierra, y a mí me gusta ese tipo de creadores. El papel de un artista es protestar; si no, son meros adornos decorativos».

Pero Helga de Alvear no es solo noticia estos días por ello. Mañana se inaugura en la Academia de Bellas Artes una exposición que reúne las 57 obras que ha donado a esta institución, pertenecientes al fondo de la galería Juana Mordó, con quien trabajó muy estrechamente. Tras su muerte, su legado personal pasó al Círculo de Bellas Artes. El fondo artístico de la galería se quedó en manos de Helga de Alvear. Algunas obras están en su colección, pero quedaban fondos de aquel legado en sus almacenes y decidió donar medio centenar a la Academia de Bellas Artes. «Antonio Bonet Correa, su director, es el último amigo que queda de la pandilla de Juana. Está muy ilusionado con este regalo. Me hacía ilusión que se quedara este recuerdo de Juana Mordó en Madrid. Pese a nacer en Salónica —su verdadero nombre era Jeanne Naar—, y pasarlo muy mal como judía en Alemania, siempre estuvo muy agradecida a España». Entre los artistas presentes en la donación, Dalí, Canogar, Zobel, Torner, Rivera, Gerardo Rueda, Caballero, Lucio Muñoz, Guinovart, Pablo Serrano, Darío Villalba, Bonifacio, Hernández Pijoan, Mitsuo Miura... ¿Qué aprendió de Juana Mordó? «A descubrir mi vocación, nada más y nada menos. Supe que ésa era mi vida».

Pero tampoco acaba aquí la frenética actividad de esta mujer, que no quiere ni oír hablar de la palabra jubilación. Le ha ido genial en Frieze, la feria de arte de Londres que se celebró recientemente. Llevó un «stand» monográfico de Helena Almeida y lo vendió casi todo, incluida una mesa con dibujos, que adquirió la Tate Modern. Pero con la misma facilidad que vende, compra obras a sus colegas. La última vez, el pasado jueves, a Soledad Lorenzo. Ésta celebra los 25 años de su galería con un emocionante cara a cara entre dos pesos pesados: Louise Bourgeois y Antoni Tàpies. Helga se enamoró de dos Bourgeois. Al final se decidió por «Hand», una mano de tela roja encerrada en una urna y ésta sobre un pedestal de acero. ¿Qué opina de que Soledad Lorenzo esté ya pensando en una no muy lejana despedida? «No lo creo. Yo siempre le digo: ¡Soledad, pero si vamos a morir de pie! Seguro que al final sigue. ¿Qué va a hacer si no? ¿Qué otras cosas sabemos hacer Juana (de Aizpuru), Elvira (González), Soledad y yo? ¿Hacer punto en nuestras casas?»

Nueva muestra en Cáceres

Y por si todo ello fuera poco, esta semana inaugura Helga de Alvear la tercera exposición con fondos de su colección en el Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear de Cáceres. En esta ocasión la muestra, comisariada por Rafael Doctor, se centra en el arte español. «Tenía miedo de hacerla porque no sabía si daría la talla. Pero después de verla no está tan mal... Tengo más de 600 obras de artistas españoles, no lo sabía». Hay obras de Juan Muñoz, Espaliú, Gordillo, Palazuelo, Eva Lootz, Sicilia, Ugalde, Santiago Sierra, Uslé, Valldolsera, Elena Asins... Está muy contenta de que ésta haya ganado el Nacional de Artes Plásticas («se lo merece») y de que Manuel Borja-Villel rescate en el Reina Sofía el arte de los 50, 60 y 70. «Está haciendo muy bien sus deberes». Aún queda por hacer un segundo edificio de 7.000 metros cuadrados en Cáceres para albergar su colección. «Comprendo que ahora el dinero no está en la calle, pero sé que lo harán. Tengo que conseguir que Extremadura esté orgullosa de tener esta colección».

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