El sigilo de la alcaldesa virtual
La expectación marca los actos públicos del alcalde y su posible sustituta en la capital
De mí no toca hablar. Eso debió de pensar ayer Ana Botella. Y lo cumplió. La expectación era mucha en la primera aparición pública de la delegada de Medio Ambiente tras confirmarse que Ruiz-Gallardón va de número 4 en la lista del PP de Madrid y que, si él llega a ministro, ella se perfila como su sustituta al frente del Consistorio madrileño.
En la presentación del vehículo eléctrico Nissan LEAF y ante casi una treintena de cámaras y micrófonos, Botella se limitó a alabar al actual alcalde. «Los madrileños —dijo— están de enhorabuena, porque alguien de su talla, que es un referente tanto en la política madrileña como en la nacional, vaya al Congreso de los Diputados».
«Desde allí —añadió Botella—, va a seguir defendiendo muy bien los intereses de todos los madrileños». Con una amplia sonrisa, se retiró de los focos. No admitió ninguna pregunta más. Tampoco quiso opinar sobre los elogios que, poco antes, le había lanzado la presidenta regional, Esperanza Aguirre .
Por su parte, el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, acudió a un simulacro de actuación de los servicios de emergencia de la ciudad, dentro del Protocolo de Incidencias Complejas. Acompañado del concejal de Seguridad, Pedro Calvo, contempló la reacción de Policía Municipal, Samur y Bomberos ante un accidente múltiple con vuelco. Catorce periodistas, dos cámaras de televisión y tres fotógrafos estuvieron pendientes de sus palabras —absolutamente institucionales— y sus gestos. Y en los corrillos, inevitablemente, se habló de futuro.
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