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reestructuración financiera

La Xunta acusa al Gobierno de vender NCG «a precio de saldo»

«Ya se veía que el proceso de recapitalización haría inviable la fusión», afirmó una Fernández Currás que defendió la integración de las cajas

La Xunta acusa al Gobierno de vender NCG «a precio de saldo» MIGUEL MUÑIZ

jose luis jiménez

«El problema no fue la fusión, sino la valoración». Esta frase se convirtió ayer en el mantra de la conselleira de Facenda, Marta Fernández Currás, para explicar de forma sucinta el proceso que ha llevado a Galicia a perder su poder financiero en los últimos meses, y más concretamente la «liquidación a bajo precio» por el Gobierno socialista de la llamada a ser joya de la corona, Novacaixagalicia (NCG).

Una y otra vez repitió que el problema no estuvo en la fusión de las dos cajas gallegas, sino en las maniobras del Banco de España a posteriori que forzaron su bancarización y baja valoración —apenas 181 millones de euros, el 6,83% del total del nuevo banco— para la captación de capital privado.

La conselleira afirmó que, a pesar de las críticas recibidas, no había alternativa alguna viable a la integración de Caixa Galicia y Caixanova salvo a su deslocalización mediante absorción por entidades foráneas de mayor tamaño, operaciones que, denunció, ya estaban tanteándose durante la etapa del bipartito.

De vuelta al presente, alegó que la Xunta no tiene margen para rebatir la valorización hecha de NCG por un Banco de España que «se cuidó de que las autonomías no pudiésemos incidir lo más mínimo». «El comprador estableció el valor de compra», resumió a modo de paradoja, y rebatió los criterios empleados para calcular el valor de la caja, que no tienen en cuenta la fidelidad de su clientela, su implantación en el territorio o su baja tasa de morosidad.

A juicio de la conselleira, todo ha respondido a «un guión escrito por Elena Salgado desde enero», según el cual debía sustraérsele a las comunidades el poder financiero de las cajas a través de un productivo negocio en base al que se forzaba a su capitalización, se nacionalizaban a través del FROB y se malvendían al mejor postor para así aumentar la plusvalía de la operación —el beneficio del regulador es del 12,5%—. «El recurso ante el Tribunal Constitucional era la única actuación que la legislación vigente nos permitía», defendió Currás.

Sobre el 6,83% del accionariado que la caja tendrá inicialmente del banco, Currás la comparó con lo que habría ocurrido si NCG hubiera sido enajenada por entidades foráneas: «un 1,44% del capital de Bankia y un 3,91% de Banca Cívica». «La mayoría de las autonomías quisieran contar con una entidad con el centro de decisiones en su territorio», situación de la que sí disfruta Galicia, señaló.

A la caza de Feijóo

La oposición quiso responsabilizar de la situación de NCG al presidente de la Xunta, «que pretendió vender como un éxito una fusión que no estaba garantizada, y elude la responsabilidad de este fracaso», en palabras del nacionalista Carlos Aymerich, cuyo grupo exhibió pancartas con el lema «No al saqueo de NCG» y «Feijóo culpable».

Para el BNG, el PP es «artífice activo» de la reforma del sector financiero, apoyando a nivel nacional en el Congreso de los Diputados el primer FROB y frenando la renovación de los consejos de administración de las cajas, de la mano de los socialistas gallegos. «Fue una fusión realizada bajo el chantaje» de los directivos, y además atribuyó a Feijóo el trasladarle a los inversores «que es el momento de comprar barato y vender caro».

Para María José Caride (PSOE), «bastó un año para que Galicia pasara de tener dos cajas y un banco mediano a una entidad bancarizada de futuro incierto y una marca comercial». «Feijóo fue el campeón de la reforma del sistema financiero», ironizó, «la pena es que el éxito fuese efímero y de consecuencias dramáticas», y pidió denunciar a KPMG por la propia auditoría que avalaba la fusión.

«Si estamos hablando del expolio de NCG y vemos al PSOE decir que la caja está en manos del Banco de España y el Gobierno, ya sabemos quién es el expoliador», replicó Pedro Puy, quien atacó con dureza la falta de coherencia durante todo este proceso de PSOE y BNG. «Lo mismo pueden decir una cosa y la contraria al día siguiente, que decir dos cosas distintas en un mismo día», y se remitió a la hemeroteca de autorizados dirigentes de ambos partidos. «Confunden a la gente a base de tonterías», lamentó.

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