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Periodistas por un día

El día previo a la boda congregó a curiosos y vecinosque ejercieron como reporteros del acontecimiento

VICTORIA BIOQUE

Que la boda de la duquesa de Alba ha despertado un gran interés mediático lo corrobora el centenar de periodistas y curiosos que ayer hacían guardia a las puertas del palacio de las Dueñas. La tranquilidad del barrio se ha visto trastocada estos días por la llegada de varias unidades móviles y fotógrafos, ávidos de conseguir alguna instantánea de las últimas horas como solteros de los contrayentes.

Ayer los vecinos se convirtieron por un día en improvisados reporteros y no dudaron en facilitarle el trabajo a los periodistas, informando de los últimos movimientos acontecidos en la vivienda de la duquesa. Es el caso de Auxi y Rosario, quienes además de mostrarse prestas a la hora de dar noticias, ayudaron a los floristas a transportar los exornos, ramos y regalos que durante toda la tarde fueron llegando al palacio. «Es lo menos que se merece Cayetana —dice Auxi—, por lo sencilla y lo bien que se ha portado con Sevilla». A ellas parece no importarles las incomodidades del revuelo que ha levantado la boda, ni tan siquiera los cortes de tráfico que ayer empezaron a producirse en los aledaños del domicilio donde se celebrará el enlace. Al respecto, comentan en corrillo: «No hay que olvidar que se casa una Grande de España y una boda de tal calibre así lo requiere. Todas las medidas que se tomen para que todo salga perfecto serán siempre pocas».

Igual de encantada se muestra María, otra sevillana que se pasó la tarde explicándole a un matrimonio toledano, de paso por la ciudad, los pormenores del enlace. Ella decía que pensaba estar hoy a las nueve de la mañana en la puerta para no perderse ni un solo detalle de tan magno acontecimiento: «¡Y tarde es!», bromeaba. «Pero hay que venir temprano si quieres coger buen sitio porque esto es un acontecimiento histórico. Yo vendré sola, pero seguro que acabo haciendo amigas entre la multitud», apuntaba. También hubo quienes buscaban negocio entre los chicos de la prensa, ofreciendo sus balcones como miradores. Con la boda, stos se han convertido en cotizados emplazamientos y, según cuentan quienes allí viven, «por ellos se está llegando a pagar de 1.300 a 8.000 euros, según el sitio. Es casi el doble de lo que se pide en Semana Santa». Ayer ya había colocadas en la puerta vallas que facilitarán hoy la entrada de los pocos invitados al enlace. También está lista y preparada la alfombra roja por la que la duquesa de Alba y Alfonso Díez avanzarán hacia el altar de la capilla. Como igual de listas están las colgaduras de tela brocada, que por la tarde llegaron al palacio debajo del brazo de un operario. Ultimando los preparativos también se encontraban ayer por la mañana Victorio & Lucchino. José Víctor Rodríguez, la mitad de la firma, repitió su paso por Las Dueñas por la tarde. A su salida, y con respecto a la noticia que ayer a última hora publicaba Efe sobre la posible ausencia de Eugenia Martínez de Irujo, aquejada al parecer de varicela con fiebre alta, respondió: «Ambas están estupendas». Casi al mismo tiempo, en un coche con los cristales tintados marchó Alfonso Díez —que hasta el momento había permanecido junto a su prometida— rumbo al hotel Eme, desde donde hoy saldrá vestido de novio. También hubo tiempo para la música, que corrió a cargo del coro rociero Amanecer. El grupo de Dos Hermanas cantó unas sevillanas y la salve rociera en honor a la duquesa.

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