ALFILERITOS
Cementerio de rapaces
En algunos cotos cinegéticos, afortunadamente los menos, es frecuente el uso indebido de cebos envenenados para terminar con las alimañas que se alimentan de la caza menor. La presencia de rapaces, zorros y gatos monteses hacen disminuir la población de perdices, conejos y liebres, y de ahí que la actuación rigurosa y primitiva se lleve consigo especies protegidas y en peligro de extinción.
Tal y como ha ocurrido en los horizontes toledanos de Gerindote, donde la finca Casa Nueva ha vuelto a protagonizar un cementerio de milanos reales, águilas ratoneras, algún buitre leonado y hasta la muestra de un águila imperial, que es cosa muy seria para los intereses de recuperación de estas especies.
Las actuaciones de envenenamiento son consideradas como un delito contra la fauna, y por ello la ley suele ser rigurosa con quienes entienden que todo el monte es orégano y tan sólo se respeta lo que pueda traer beneficios económicos en la actividad cinegética. Y si con el exterminio de rapaces se aumenta la población perdicera y de orejudos, pues mejor para que la escopeta se haga presente en el coto ante la llamada del número de dianas cazadoras a derribar.
Y por ello, la autoridad medioambiental se preocupa por vigilar las ilegales intervenciones y a veces, como en el caso que comentamos, se descubre lo negativo que trae como consecuencia la detención del autor/es del desaguisado, junto al cierre del coto para que la zona se recupere del daño causado.
La avaricia para una selección de rentabilidad en la finca se lleva consigo una parte de la población salvaje que convive con las especies cinegéticas, y como está comprobado con ello se prohíbe el vuelo libre de especies en peligro de extinción.
Un daño ecológico de primera magnitud.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete