Bruselas lanza una tasa a las transacciones financieras para conseguir 55.000 millones

La propuesta aprobada ayer mismo por la Comisión prevé que todas las operaciones de compraventa de acciones en las que intervenga al menos un banco que esté domiciliado en territorio europeo o que actúe en representación de un cliente europeo pagarán un impuesto del 0,1%, como preveía la llamada «tasa Tobbin». En el caso de los productos derivados, el impuesto será del 0,01%. Barroso lo presentó como un gesto para que el sector financiero «devuelva a la sociedad» las ayudas que ha recibido, un argumento muy aplaudido por los diputados.

La nueva tasa tiene el respaldo de Francia y Alemania pero no está claro que llegue a a alcanzar la necesaria unanimidad de los 27 países miembros. En principio, los expertos de la Comisión trabajan con la idea de que será un impuesto generalizado (aunque cada país pueda aplicarlo a su medida) para poder utilizar una parte de los ingresos como recursos propios del presupuesto comunitario. En caso de que acabase siendo aplicado solo a una parte de los países miembros, aunque fueran todos los de la eurozona, sería muy complicado utilizarlo como fuente de financiación para toda la UE. Según las cálculos que ha hecho la Comisión, basados en simulación de modelos matemáticos, esta tasa podría llegar a recaudar 55.000 millones de euros. Algunos países como Bélgica o Dinamarca ya cuentan con este tipo de mecanismo fiscal, así como Gran Bretaña que, sin embargo, es el país que se opone con más fuerza a la idea de generalizarlo en Europa.

Para contentar a los más reticentes, Barroso también ha anunciado que «en las próximas semanas» publicará otra propuesta para crear un instrumento que pueda ser llamado «eurobono» y que no contradiga las limitaciones jurídicas del actual tratado. Los eurodiputados han premiado con aplausos sus denuncias contra la vuelta al nacionalismo y a la renacionalización de las políticas europeas y le han pedido que la CE asuma las competencias del gobierno económico europeo que habían propuesto crear Francia y Alemania.

En contrapartida, el pleno aprobó por la tarde el paquete de medidas de gobernanza que autorizará a la Comisión a sancionar a los países que incumplan los criterios del pacto de estabilidad en materia de déficit y endeudamiento. El Ejecutivo comunitario puede exigir multas de hasta el 0,2% del PIB.

Mientras tanto a unos cientos de kilómetros de Estrasburgo, en la capital alemana, la canciller Angela Merkel dejaba la puerta abierta a una renegociación de la quita del 21% acordada por la banca europea en la deuda griega. Merkel aseguró en declaraciones a una televisión griega que «¿debemos o no renegociar? Preferiríamos por supuesto que las cifras quedaran como están pero no puedo anticipar el resultado de las conclusiones de la troika?». La troika formada por el FMI, el BCE y la CE regresa hoy a Atenas tras su precipitada salida de principios de mes por la falta de avances del Gobierno heleno en materia de los compromisos de reducción del gasto adquiridos con los líderes europeos.

Las declaraciones de Merkel se producen la víspera de que el Parlamento alemán se pronuncie sobre la ampliación del Fondo de Estabilización y el día en el que el Parlamento finlandés aprobaba el nuevo rescate para Grecia.