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REAL MADRID

Kaká recae en el fútbol

Sufrió dos años infernales. Las lesiones afectaron a su confianza. Un plan de recuperación pausada dio resultado

Kaká recae en el fútbol REUTERS

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

No ha sufrido solamente dolencias físicas a lo largo de dos años de vía crucis. Las recaídas en su lesión de menisco afectaron a su pubis y el problema se convirtió también en «una lesión mental». Ricardo Izecson Dos Santos Leite , el mago Kaká, comienza a salir del infierno gracias a la recuperación futbolística que le ha planificado Mourinho. El portugués le ha quitado al brasileño esa presión por demostrar su nivel que le oprimió la rodilla, el pubis y la cabeza. Ahora, sin estar en la diana de la crítica, es cuando ha resucitado. El futbolista nos ha recordado una advertencia que realizó en sus momentos más bajos. «Cuando peor estaban las cosas, por culpa de las lesiones, yo me dije: sé que voy a triunfar en el Real Madrid ». En ello está.

Iker Casillas ha definido perfectamente lo que le sucedía a Ricardo: «Las lesiones le tenían ofuscado» . En efecto. Kaká no podía soportar que los médicos no encontraran una causa concreta de sus recaídas. Porque se cruzaba un cúmulo de dolores en zonas diferentes: «Trabajaba y al final me seguía doliendo. Era un problema de desequilibrio muscular muy grande que sufría en la rodilla y en el pubis. He pasado momentos muy difíciles».

Trece meses muy duros

El Balón de Oro 2007 sufrió un enorme desgaste psicológico durante dos temporadas, desde diciembre de 2009 hasta diciembre de 2010. Trece meses en los que trabajó duramente en el gimnasio, sin pisar el césped . Reaparecía y volvía a romperse.

Presentado en el verano de 2009 ante 55.000 espectadores, con un Bernabéu rendido, su periplo de decepciones comenzó el 13 de diciembre de aquel año, en el Camp Nou. En casa del mayor enemigo acusó los primeros síntomas de la pubalgia. Recluido en el gimnasio durante tres semanas, reapareció el 10 de enero de 2010, frente al Mallorca.

Jugó dos meses . Y nunca dejó de notar molestias. El 10 de marzo de 2010, en Lyon, la eliminación de la Copa de Europa también le fulminó a él: una contractura en el aductor del muslo izquierdo. Ricardo estuvo 43 días sin jugar. En aquella primera temporada disputó únicamente siete partidos enteros de un total de 33.

Su miedo era no poder acudir al Mundial de Sudáfrica. Fue seleccionado. Jugó. «Al 85 por ciento de sus condiciones físicas» , señaló José Luis Runco, doctor de los brasileños.

Comenzó la campaña 10-11 con el anhelo de devolverle al Real Madrid la confianza recibida al pagar 65 millones al Milán por su transferencia. Pero en la concentración de California detectó que no estaba bien. Notaba problemas en el menisco de la rodilla izquierda. Ya fue operado en ese menisco el 23 de mayo de 2008, cuando militaba en el club italiano. Se repetía la vieja dolencia. Debía regresar al quirófano. El 5 de agosto voló a Amberes para ser intervenido del menisco y del cartílago. Era un protagonista indeseado de «volver a empezar» .

Otros cuatro meses de baja. De labor oscura, sacrificada, lejos de los focos. Por fin, el 18 de diciembre de 2010 retornó a los entrenamientos con sus compañeros. Reapareció el 3 de enero de 2011, ante el Getafe. Inició así una fase de lenta recuperación física. Pausada. Se integró poco a poco en el equipo. Ahora, en su tercera campaña, vive su mejor momento. Comienza a disfrutar. Las encuestas a los seguidores desvelan que más del 70 por ciento de los aficionados le quiere en el once titular. «Cómo hemos cambiado», cantaba Sole Giménez.

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