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al pairo

LA CAMACHADA

Lo que la democracia no da, Rubalcaba sí lo presta. Y presto se ha aprestado a imponer a su delfín por encima de cualquier respeto a los principios del ideario socialista

fernando conde

Zamora no se ganó en una hora, se ganó en una afrenta. Eso al menos debe de pensar a estas horas el Secretario Provincial del PSOE en la vieja ciudad que lame el Duero. Como si de un Bellido Dolfos reencarnado se tratase, alguien ha venido a apuñalar por la espalda a la democracia con una rosa. Si de algo ha lucido el PSOE en estos últimos años frente a su eterno rival es de conducirse con una ejemplar y aséptica democracia interna. Por eso se han hecho y vendido al público tantas primarias y tantos congresos. El fin era deslegitimar, de la uña al nudillo, aquel dedo sixtino con el que Aznar designó a su sucesor en la tierra.

La democracia es una cosa bien deseable siempre y cuando nos otorgue la razón y se pliegue a nuestro interés. Así pensarán, sin duda, quienes, seguros de que en Zamora las bases socialistas iban a optar por un más vale lo malo conocido…, han decidido pasarse el deseo de los militantes por el costurón mediado que une al hombre. Lo que la democracia no da, Rubalcaba sí lo presta. Y presto se ha aprestado a imponer a su delfín por encima de cualquier respeto a los principios del ideario socialista. Parece que los lobos, por fin, quisieran dejar de hacerse pasar por corderos.

Quizá cabría pensar que en unas circunstancias tales, a los damnificados se les hubiera prometido el oro y el moro a cambio del silencio y la aceptación, sumisa, de que la democracia siempre puede esperar. Pero, por más debe de estar la prenda y, al menos en Zamora, hay quien prefiere la honra a los barcos. Total, para cruzar el Duero tampoco hacen falta grandes bergantines. He de confesar que, en mi maldad, llegué a pensar que alguien pudiera haberles susurrado, como en aquellas famosas bodas, lo que el buen cocinero a Sancho: «pues llevaos —dijo el cocinero— la cuchara y todo, que la riqueza y el contento de Camacho todo lo suple».

Pero ni por Camacho ni por el sumsumcorda, los socialistas zamoranos en solfa parecen dispuestos a perdonar la afrenta y a dar de paso el envite. Otra cosa son aquellos que hasta ayer mismo acezaban tras los ahora vencidos y que de repente han hecho mutis por el foro. Esos, poco amigos de alentar pasados, parecen estar también en esto con Sancho, y sobre todo con su Panza: «El rey es mi gallo; a Camacho me atengo». Finalmente, se consumó la camachada; y punto com.

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