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CORAZÓN DE LEÓN

RETIRO O RETIRADA

Los hay que huyen en retirada del «Titanic» gubernamental y los hay que se aferran al piano de la orquesta

VICENTE ÁNGEL PÉREZ

A saber si lo dijo Napoleón o su porquero, pero la sentencia «una retirada a tiempo es una victoria» ha quedado para la eternidad, como la que dictaban los abuelos a los nietos: «Trabajad para tener un buen retiro». Retirada o retiro, ésa es la cuestión que hoy se plantean, con la calavera política de Zapatero en mano, los prebostes socialistas que viajan en el «Titanic»: dudan entre lanzarse al mar, hacerse hueco en un bote salvavidas o seguir tocando el piano en la orquesta mientras el barco hace aguas y su capitán observa el panorama desde tierra firme, es decir, desde su próximo chalé leonés y no desde las agrietadas columnas de La Moncloa. Regresa Zapatero a su tierra de adopción, de infancia, adolescencia y juventud, magullado y golpeado por el iceberg económico, herido por las armas políticas de sus oponentes y lanceado por miembros de su tripulación; ha abandonado el barco a destiempo, con el timón a la deriva, sin atinar con la brújula pese a sus prometedoras intenciones. Se va, pero su retirada no ha sido a tiempo, según unos y otros, propios y contrarios, por lo que, en su caso, no cabe el dicho de Napoleón o su porquero; no es una victoria, sino una derrota, y la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero: el ciudadano José Luis regresa a León con la púrpura ajada, sí, pero con la dignidad de quien, pese a tantas tormentas y no pocas ineptitudes, intentó guiar un barco que le venía grande.

Los hay que huyen en retirada del «Titanic» gubernamental, en concreto quienes no necesitan de la política para ganarse los garbanzos (Bono, Gabilondo, Salgado, Sinde, Sebastián, Garmendia…) y los hay que se aferran al piano de la orquesta. Por ejemplo, José Antonio Alonso, portavoz socialista en el Congreso, quien se postula como número uno de la lista leonesa. Es sabido que Alonso ha llegado al cénit político gracias al compañerismo de su colega de estudios y de farras; o sea, del todavía presidente. Pero lo que mosquea al personal es que quien, por mor de su paisano, fuera por unos ratos ministro de Interior y de Defensa, y hoy portavoz en el Congreso, pretenda ahora buscarse el colchón de la jubilación como diputado y no regresar a lo suyo, que era la judicatura, en donde, pese a no salir en la tele, se desenvolvía con cierto prestigio. Este leonés quiere seguir en la política aunque declare que en sus cuentas corrientes sólo tiene 39.000 euros y que está «atado» a una hipoteca de 354.000 euros. Y aquí surge la duda: ¿Es más rentable una retirada a tiempo para vivir de la profesión o es mejor apuntarse al dorado retiro que la política ofrece?. La respuesta está en el ex alcalde leonés Francisco Fernández, que también aspira al retiro como diputado tras haber «muerto de éxito por haber llevado a la ciudad a un futuro tan rápido que los ciudadanos no supieron asimilarlo». Y en Zamora…lo de Zamora es para parar las máquinas; o sea, para el próximo domingo.

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