«Soy bastante guarro en la cocina»
MONTSERRAT LLUIS
Ni aun siendo lendakari uno se libra ya de sus obligaciones domésticas. Casado con Begoña Gil, apoderada de las Juntas Generales de Vizcaya, a Patxi López le toca ponerse el delantal cada noche. Antes de acostarse, además, habrá de sacar tiempo para «preparar el discurso ... del día siguiente». También para estudiar euskera y echar un vistazo a las redes sociales, donde tiene más de 120.000 seguidores. Rubalcaba ronda los 25.000.
—¿Desde cuándo se llama Patxi? En el registro figura como Francisco Javier.
—Toda la vida mi familia me ha llamado Patxi, excepto una tía segunda. Mi padre me quiso poner Patxi, pero no le dejaron en el juzgado. Y me pasaba como a todos los hijos con las madres: cuando te llamaba por el nombre compuesto, es que la habías liado...
—Y de apellidos, López Álvarez. Para Arzalluz, no sería vasco de los de verdad...
—Todos somos igual de vascos. Cuando fui elegido secretario general del PSE-EE, me hizo mucha gracia un chiste en el que Aznar decía: «¡Dios mío, un Patxi!». Y Arzalluz: «¡Dios mío, un López!». Ja, ja. Quien juzgue por los apellidos no merece mucha consideración. Estoy muy orgulloso de los míos porque representan a mi familia y a mis orígenes, que están en Euskadi.
—¿Es posible sentirse como en casa en Ajuria Enea?
—Bueno, acabas teniendo tu rincón y tu hueco. Begoña y yo conseguimos hacer de cualquier sitio un hogar. Aunque no usemos más que cocina, sala y dormitorio, ya nos vale.
—¿Se come bien en la residencia oficial del jefe del Gobierno vasco?
—Depende. Hay días que llego muy tarde y me toca hacer la cena en peores condiciones. Y si se me olvida descongelar las cosas, ni le cuento, ja, ja.
—¿Cocina usted, entonces?
—Sí. Hay gente que se cree que en Ajuria Enea hay un servicio… Pero no. En el convenio este que tiene uno con la mujer, me tocó la cocina. Lo cual no quiere decir que ella no cocine, que cocina muy bien. Pero su actividad la tiene en Bilbao y viene más tarde que yo.
—Los hombres vascos fueron pioneros en meterse en la cocina...
—Lo que es una gozada de verdad es tener un día libre el fin de semana y poder dedicarte a cocinar, no a alimentarte. Me pongo música, despliego todo... Eso sí, no dejo entrar a Begoña porque, como la mayoría de los hombres, soy bastante guarro en la cocina, ja, ja...
—No se parecen mucho a una familia tradicional vasca...
—Bueno, somos lo más normal del mundo. Cuando estás en el escaparate público, tu vida privada pierde, pero intentamos mantener ciertas esferas. Para las vacaciones, me busco en internet mi “low cost” como todo el mundo. Si vamos a un país con los amigos, alquilamos un coche y dormimos en casas de gente. Lo que he hecho toda la vida, porque es así como conoces de verdad un país.
—Si tuviera que ocupar una cartera en un hipotético Gobierno de Rubalcaba, ¿en cuál se vería mejor?
—No, no… Ja, ja… Quiero dejarlo claro porque de vez en cuando se especula. Voy a apoyar a Alfredo en todo y, si llega al Gobierno, más. Pero mi sitio está aquí. No aspiro absolutamente a nada.
—Iba a sugerirle la de Cultura: le apasiona la música, la danza y la pintura.
—La cultura es fundamental. En Euskadi, es incluso libertad. Hubo mucha polémica con la elección de San Sebastián como capital cultural. Pero, a través de la cultura, aspiramos a abandonar el mapa de la desgracia para ofrecer el de la felicidad, porque nos lo merecemos.
—Antonio Basagoiti, el candidato a lendakari por el PP, hizo público su patrimonio esta semana.
—Lo que hemos hecho ha sido un poco ridículo. Ha servido casi exclusivamente para demostrar que este es un país de cotillas. No digo que no haya que hacerlo, que estoy de acuerdo, pero vamos a la caza del político porque sí.
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