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Se ofrece «interna» por 450 euros al mes

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La crisis obliga a las empleadas de hogar a bajar sus honorarios, que ya de por sí están muy ajustados

Día 17/09/2011

Flora llega a las 9.40 horas a una casa del centro en el autobús número 6 desde el Sector Sur. Como cada día de lunes a viernes, desde hace tres años, esta señora, ex empleada del antiguo Hotel Meliá, cuida de dos bebés y «lleva la casa». «No me puedo quejar, aunque me gustaría que mejoraran mis condiciones». Cobra unos 600 euros al mes pero eso no incluye ni transporte ni comida ni Seguridad Social. Su horario es de 9.30 a 15.00 horas, de lunes a viernes, aunque se queja de que siempre «echa más horas».

Como Flora, otras muchas mujeres, cogen cada día ese mismo autobús para ir al Centro o a la zona de El Brillante a trabajar como empleadas de hogar. «Muchas somos de ese mismo grupo del Meliá que cuando cerró, como éramos de una subcontrata, unas cuatro mujeres por planta (menos la primera y segunda que eran del propio hotel), quedamos en la calle. Lo que funciona entre nosotras es el boca a boca. Así trabajamos», explicaba Flora.

«Aunque hay crisis, trabajos de limpieza por horas siempre hay», aseguran las mujeres que se bajaban de ese mismo autobús. La crisis ha hecho que aumente la oferta de este tipo de empleadas y que se vean obligadas a bajar sueldos para competir con la inmigración ilegal.

«Estos honorarios suelen ser los más baratos, porque en la capital cordobesa se suelen mover entre los 8 y los 10 euros la hora de limpieza, con o sin transporte», comenta la presidenta de Opción Luna, una asociación de apoyo a las empleadas del hogar en Córdoba que gestiona unas 25 demandas de este tipo de empleo diarias y más de 2.000 al año. Estefanía, madre de dos hijos pequeños, contrató los servicios de Amanda, una mujer paraguaya para que le echara una mano en casa con la limpieza. Amanda cobra 8 euros la hora y suele ir entre 3 y 4 horas dos veces por semana. «Hemos llegado a un acuerdo; como es un fijo, le doy unos 175 euros al mes», explica Estefanía, que está encantada con esta trabajadora. «No le pago el transporte, y su tarea se limita a limpiar la casa a fondo y planchar», comenta esta joven madre que trabaja de 8 a 3 en una oficina.

La crisis ha obligado a muchas demandantes de empleo a bajar sus expectativas. Con la ley en la mano, todo trabajo del hogar que supere las 20 horas semanales —sin límite de horas— debe ser remunerado con 691 euros más dos pagas extra y alta en la Seguridad Social de la que el empleador pagará 135,32 euros y el empleado 27,35 euros, explica la presidenta de Opción Luna, Antonia González Ríder. Sin embargo, si la trabajadora realiza labores durante menos de 20 horas a la semana la empleadora no está obligada a dar de alta en la Seguridad Social.

Sería la propia empleada la que en caso de estar en dos casas debería pagarse la Seguridad Social, porque en este caso la ley se entiende como un autónomo, añade González Ríder. Sin embargo, en la calle, hay mucha diferencia entre lo que se le paga a una profesional —normalmente española que conoce el idioma— y una mujer inmigrante que apenas habla español y acaba de llegar a España. Siempre se negocia a la baja y más con la crisis. De hecho, en los anuncios demandan internas desde 450 euros al mes, cuando habría que pagarles un mínimo de 770 euros más Seguridad Social y dos pagas extra en caso de personas autónomas o niños y hasta 872 euros al mes para el cuidado de dependientes, denuncian desde Opción Luna. En estos casos, «aunque desde esta asociación intentemos convencer al inmigrante para que no acepte esas condiciones tan poco ventajosas y de semi esclavitud, estas personas suelen decirnos que es precario pero más precario es no tener que comer y cogen el empleo», comenta la presidenta de Opción Luna.

Desde 2008 en que prácticamente no se demandaban internas, este año, con la crisis y la bajada de salarios pactados ha vuelto la demanda, adelanta González Ríder. Generalmente, el perfil es una mujer inmigrante sin familia a su cargo y con escasa formación.

En esta asociación cordobesa les intentan formar tanto en ayuda familiar como en idiomas para poder acceder a mejores condiciones laborales. Uno de los datos más llamativos es que aumenta el número de hombres inscritos en los cursos, pese a que aún su inserción laboral en la ayuda al hogar es complicada. Los precios que suelen pactarse entre empleadora y empleada en Córdoba son unos 345 euros por 20 horas a la semana más alta en la Seguridad Social y pagas extra. Pero todo esto es muy relativo, «porque hay personas necesitadas que por 200 euros al mes cuidan niños, planchan, limpian y hacen la comida», denuncia González.

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