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Ronaldo, el toro afligido

Día 17/09/2011
Ronaldo, el toro afligido

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El año pasado, en un partido contra el Atleti, Cristiano Ronaldo dio un pase con la espalda a Xabi Alonso. La consecuencia de la jorobinhafue un debate moral sobre la oportunidad del adorno cuando el Madrid iba ganando 2-0. Que si provocación, que si qué se ha creído, que eso no lo haces con 0-0. Solo un portento como Ronaldo, dentro y fuera del campo, puede suscitar tal debate. El otro día en Zagreb, al acabar el partido de Champions contra el Dinamo (y al acabar de recibir leña y pitidos), soltó lo de que por ser rico, guapo y un gran jugador la gente le tiene envidia. Y, por tanto, le silban. «No encuentro otra explicación». Al menos es más resolutivo que Mourinho y no se plantea hipócritas porqués retóricos. Le faltó añadir que tiene una novia que está más buena que el pan (y lee a Dostoievski). Toma que toma que toma, etcétera. Que tiene una novia que vale más que la torre del Kremlin. Nada extraña que Jackie Kennedy dijera que Martin Luther King era un farsante. Nada extraña que Cristiano Ronaldo cante sus excelencias.

La sociedad pone a los triunfadores en un pedestal. Y sí, Ronaldo es rico. Ha amasado unos cien millones de patrimonio. Y sí, Ronaldo es un gran jugador. Aunque ha tenido la mala suerte de coincidir con Messi, a quien la hinchada de Zagreb coreaba el miércoles para molestarlo. Nada nuevo. Pero no, no es muy guapo de cara (otra cosa es el prodigioso cuerpo). Pese al corte de pelo, es más agraciado que Di María, que Rooney o incluso que Ramos. Eso sí. Pero ya. En el primer episodio de «Mujeres Ricas», Mariana Nannis, la mujer rica de Claudio Caniggia, entraba en la habitación de su hija y veía un póster del portugués: «Pero es horrible, mira lo feo que es». Y tenía razón. Pero para un cierto público tiene su atractivo (también los de «Mujeres, hombres y viceversa»). En todo caso, no hay duda de que Cristiano reúne los atributos, incluido el del atractivo físico, sea lo que sea, que la sociedad pone en el pedestal. Si además de un impuesto del patrimonio hubiera uno para las otras dos cualidades, Ronaldo sería el mayor contribuyente del país. Pero es que a las tres gracias nombradas (rico, guapo, profesionalmente excelente) hay que añadir ese entusiasmo que le hace tomarse cualquier partido como si fuera el último. O el que lo va a promocionar al primer equipo, reclamándose líder de los gladiadores igual que Rubalcaba se reclama líder de la izquierda. Pero con más convencimiento. Autoconsciente de su valía y de lo que representa.

Jerko Leko, que tiene nombre de malo de una película de James Bond pero es el futbolista que le zurró el miércoles, ha dicho que el árbitro estuvo muy bien y que Ronaldo es un presumido. En esto tiene razón. A Dorothy Parker le habría gustado Cristiano. La escritora ponía tres requisitos a un hombre. Tenía que ser guapo, implacable e idiota. O no, porque Cristiano solo es implacable. El muchacho que mató a «Afligido», el Toro de la Vega de Tordesillas, dijo que se sentía como Cristiano Ronaldo. «Eres como Dios». Pero (como) Dios se siente afligido.

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