La vieja embajada en Washington, gran proyecto cultural incompleto

Construido al comienzo de la década de 1920 como residencia para el vicepresidente estadounidense, éste no llegó a usarlo y fue adquirido por España durante la dictadura de Primo de Rivera. Una gran fiesta el viernes servirá para presentar la agenda de los actos culturales españoles en EE.UU. para el nuevo curso.

Y con una inversión de tan solo 150.000 euros para las obras más urgentes, como reparar el tejado y las ventanas, arreglar las verjas o recuperar el jardín. También se han adecentado tres salas y su famoso patio andaluz. La propiedad llevaba ocho años completamente vacía (la cancillería se trasladó en 1994 y en 2003 se cambió la residencia del embajador a un nuevo edificio de Moneo), y no sólo había penetrado el agua de la lluvia, sino también vagabundos.

El Departamento de Estado había urgido a España a darle un uso si no quería que el edificio, catalogado como histórico (tanto la vieja residencia, como la antigua cancillería, que es de la década de 1950), perdiera su consideración de sede diplomática, con un costoso perjuicio fiscal.

«Existe un gran esfuerzo para mantener viva esa sede. La idea es que se convierta en la gran plataforma de diplomacia pública de España en la capital política del mundo, un lugar donde haya actos culturales, pero también donde empresas españolas o personalidades puedan convocar actos», afirma el embajador español, Jorge Dezcállar.

El proyecto es uno de los principales cometidos del agregado cultural, Guillermo Corral, quien recuerda que existe un plan de restauración y reconversión de la antigua Embajada por valor de 10 millones de euros, cifra que «sin ser muy elevada, no se puede afrontar en estos momentos de crisis». Ahora se impide que «una joya así se deteriore más».

Entre los actos culturales en EE.UU. destaca la exposición «La invención de la gloria. El rey Alfonso V y los tapices de Pastrana», inaugurada anoche en la National Gallery de Washington por Doña Cristina.