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Yolanda Barcina: «Bildu se está riendo»

«El acuerdo UPN-PP impide que se erija en portavoz de Navarra quien no cree en ella»

Yolanda Barcina: «Bildu se está riendo» FABIÁN SIMÓN

MONTSERRAT LLUIS

Oscar tendrá ahora once años. Cuando este verano se enteró de que su madre iba a ser presidenta de Navarra, lo primero que hizo fue preguntar: «Mamá, ¿vas a trabajar más o menos que de alcaldesa?» La aludida le contestó como hacen los políticos acostumbrados a sortear situaciones incómodas: «Igual... pero alguna ventaja sí tendrás». Por ejemplo, que en «sanfermines pude ir con él al circo y a las barracas». En Navidad ya tampoco tendrá que pasar la noche de Reyes pendiente de la cabalgata municipal. Algo es algo para el niño que ha de compartir a su madre con otros 620.700 navarros a los que Yolanda Barcina también busca contentar.

Ellos quisieron el 22 de mayo que sea hoy la primera mujer al frente del Gobierno foral, como en 1999 decidieron que fuera la primera regidora del Ayuntamiento de Pamplona y, en 1996, la primera miembro del Ejecutivo autonómico. Y todo, pese a que la presidenta de Unión del Pueblo Navarro ni es pamplonesa ni navarra de nacimiento aunque, como farmacéutica que sí es, disfruta dispensando recetas contra los dolores de cabeza de una de las regiones que hoy por hoy goza de mejor salud económica y social.

—¿Qué hace una burgalesa en la presidencia del Gobierno navarro?

—Soy una navarra de adopción. Navarra es una tierra generosa, hospitalaria, que atrae y engancha. La prueba es que llegué con 17 años a estudiar la carrera y ya he sido alcaldesa de Pamplona y, ahora, presidenta.

—¿De dónde se siente usted?

—Me siento navarra aunque sin renunciar a los orígenes por parte de mi padre y mi madre, burgaleses y vascos. Y me siento, por supuesto, española.

—En cambio, el 35% de los navarros votó el 22 de mayo a una opción nacionalista o separatista vasca.

—Navarra es una de las comunidades más diversas. De hecho, nunca se ha gobernado con mayoría absoluta. Tenemos un grupo con ideas nacionalistas diferentes a las del resto de nacionalismos: son los únicos que quieren que Navarra deje de ser una de las 17 comunidades españolas diferenciadas. En otros sitios, los nacionalismos defienden su comunidad; aquí, quieren que Navarra desaparezca.

—También es verdad que por las calles de Pamplona se ve casi más rotulación en euskera que en Bilbao. ¿Es fruto de su época de alcaldía?

—Es que el problema es mezclar una cosa con otra. El vasco forma parte del norte de Navarra, pero no aquellos que quieren que Navarra desaparezca: los vascos nacionalistas. Que es distinto. Nosotros defendemos a esos vascoparlantes que muchas veces votan a UPN. No hay que mezclar hablar vasco con a quién votas.

—Pero existe una percepción bastante extentida que identifica el euskera con sensibilidades nacionalistas e incluso antiespañolas.

—Es un error. Lo triste es que determinadas ideas políticas se quieran adueñar de un hecho cultural que nos pertenece a todos. O que quieran imponerlo donde nunca se habló. Los nacionalistas buscan con la lengua un país que no tiene sentido.

—¿Se siente hoy más segura en la calle que hace dos años?

—Me siento igual. Incluso siento casi una vuelta al pasado oyendo algunos discursos de Bildu.

—Este verano se ha vuelto a ver en ciudades y pueblos auténtica apología del terrorismo. ¿Se están creciendo los que creíamos vencidos?

—Es evidente que, tras la incomprensible legalización de Bildu y su acceso al poder en Guipúzcoa y San Sebastián, los nacionalistas radicales, el entorno de ETA, están muy crecidos. Tengo la sensación de que Bildu se está riendo de quienes esperaban que, a cambio de relajar la presión legal sobre el entorno etarra, iba a manifestarse contra la violencia.

—¿Va a tomar medidas contra ellos? El primer alcalde denunciado ha sido el de Leiza, localidad navarra.

—Mi Gobierno ya ha anunciado que no va a cejar en el empeño y seguiremos evitando esos espacios de impunidad que pretenden conquistar. El procesamiento del alcalde de Leiza es la vía a seguir por los demócratas de la mano de las Fuerzas de Seguridad y los estamentos judiciales.

—¿Bildu logrará volver a monopolizar la próxima campaña electoral?

—Haríamos un favor a Bildu si lo volvemos a convertir en protagonista de las elecciones en detrimento de lo que verdaderamente preocupa a la ciudadanía, que es el paro y la grave situación económica de nuestro país.

—¿Forzarán el debate sobre Bildu en el Congreso de los Diputados?

—La postura de UPN está clarísima. Defendemos la misma en Navarra que en el Congreso y pensamos que el fin de ETA tiene que ser un final donde haya vencedores y vencidos y donde no cambiemos la Historia.

—¿Negociaría algo con Bildu?

—No tengo nada que negociar mientras tengamos las discrepancias que tenemos. Para mí hay algo que es prioritario, que es la defensa de la libertad y el reconocimiento de la memoria, dignidad y justicia de las víctimas del terrorismo, que han sido los héroes de nuestra democracia.

—Ustedes han pactado con el PSN-PSOE para formar gobierno. Las consejerías de Justicia e Interior han quedado en mano de los socialistas. ¿Se fía de su decidida lucha contra ETA y sus sucedáneos?

—Al final, las políticas se aplicarán por parte del Gobierno de Navarra y actuaremos para frenar a Bildu de verdad. Este es el mejor Gobierno que se podía hacer para cerrar las puertas a Bildu, porque la otra alternativa sería que hubiese gobernado el Partido Socialista apoyado por Bildu y los nacionalistas desde fuera. Luego este Ejecutivo cumple uno de los grandes objetivos, que es cerrar las puertas a Bildu en la política de nuestra Comunidad durante los próximos cuatro años sin tener mayoría absoluta.

—El PSOE se reunió también con Bildu antes de pactar con UPN. ¿Se han vendido al mejor postor o al proyecto más afín al suyo?

—En el Partido Socialista primó lo que piensan la mayoría de sus votantes, que defienden el estatus institucional de Navarra integrado en la Nación española y en la Constitución. Además, siempre ha habido acuerdos entre UPN y el PSOE, que han hecho que nuestra comunidad haya tenido un desarrollo económico mejor que el resto de España. Los partidos mayoritarios hemos ido acercando posturas y hecho lo posible, precisamente, por gobernar apoyados los unos en otros y que no influyesen aquellos que no defienden el orden institucional y quieren que desaparezcamos, que son los nacionalistas.

La quimérica Euskal Herria

—Sin embargo, UPN acaba de acordar ir a las próximas generales con el PP. ¿Son compatibles ambos pactos?

—El acuerdo con el PP es beneficioso para ambas partes y, lo que es más importante, para Navarra. Los nacionalistas van a participar en las generales unidos en torno a Bildu y, si no hubiéramos actuado, podrían haberse convertido en la fuerza más votada en la Comunidad Foral. El acuerdo con el PP garantiza a UPN el mantenimiento de su voz propia en todos los debates del Congreso, con lo que evitaremos el contrasentido de que se erijan en portavoces de Navarra quienes no creen en ella y quieren que sea absorbida por esa quimérica Euskal Herria.

—¿No podía haberse alcanzado este acuerdo dos meses antes para gobernar en Pamplona? ¿No hubiera preferido al PP como socio en casa?

—Nunca ha habido mayoría absoluta entre la suma de UPN y el PP en Navarra. En estas elecciones lo hemos vuelto a comprobar.

—Rajoy fue muy duro con UPN durante la campaña del 22-M. Pronto se olvidan los reproches...

—Los enfrentamientos en periodo electoral se suelen superar si pensamos en el interés general. También hemos tenido grandes enfrentamientos en campaña entre UPN y el PSOE. Soy una persona de acuerdos y de consensos, que es lo que me ha funcionado en esta Comunidad. He sido alcaldesa en tres legislaturas y nunca he tenido mayoría absoluta.

—¿Entonces, este paso puede ser el primero para recuperar aquel pacto estable en Navarra roto en 2008?

—Prefiero no hablar más sobre un acuerdo al que acabamos de llegar y aún está pendiente de ratificar.

—¿Qué fortalezas y debilidades percibe en Rajoy y en Rubalcaba?

—¿Un factor a favor y otro en contra? Difícil me lo pone... Lo que yo tengo que ver son las virtudes o defectos de los candidatos de UPN.

—¿Qué espera de Madrid para Navarra a partir de diciembre?

—Lo más importante es que el próximo Gobierno cree confianza para que España salga de esta crisis. Aunque Navarra la está capeando mejor, no somos una isla, somos España, y lo que necesitamos es un Gobierno que adopte las medidas y las decisiones adecuadas para que nuestra deuda no se dispare, haya empleo... Eso es lo que espero del próximo Gobierno: que de verdad solucione los problemas reales de los españoles.

—Durante la legislatura, UPN ha apoyado las medidas económicas de Zapatero. Es más, ha resultado decisiva en algunos casos. ¿Es justo que partidos minoritarios decidan la continuidad o fin de un Gobierno y que lo hagan a cambio del regalo de competencias?

—Es el sistema electoral que tiene España. Siempre he dicho que me gusta mucho más el sistema francés, donde hay segundas vueltas y los acuerdos de gobierno se establecen antes de las elecciones.

—Entonces, es partidaria de cambiar el sistema electoral español.

—Sí, sería partidaria de cambiarlo, al igual que en los ayuntamientos o comunidades soy partidaria de respetar a los más votados y que puedan de verdad tomar decisiones. Se han hecho algunos cambios, pero queda camino por aprender de las democracias francesa, inglesa o alemana.

—Navarra goza de una situación económica privilegiada. ¿Cómo consigue mantener una tasa de paro del 12,85%, ocho puntos por debajo de la media española?

—Porque hemos sabido reconocer la crisis a tiempo. Cuando en Navarra hablábamos de ella y empezamos a tomar medidas, en España aún se negaba. Hemos buscado acuerdos y consensos, y hemos sido austeros cuando había que serlo.

—¿En qué sentido?

—En Navarra no tenemos televisión autonómica ni embajadas en el exterior aunque somos la comunidad que más exporta. De cada cien euros que exporta España, cuatro vienen de Navarra. Y somos el 1,3% de la población. Usamos las embajadas de España. No tenemos esos gastos adicionales.

—Ha reducido consejerías pero ¿ha hecho algún recorte que afecte a su gabinete de Presidencia?

—Es que es bastante austero en general. Seguimos cuidando los pequeños detalles, como que el día de la toma de posesión de los consejeros no tuvimos ni aperitivo. Ya hemos avanzado bastante en reducción de consejeros, de secretarías, de directores generales... Hemos conseguido un recorte de casi el 24% del total.

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