música
Partitura de Madrid
ABC le invita a dar un paseo por la capital de la mano de una veintena de canciones representativas del pop rock español de los últimos 30 años
Madrid ha sido descrita y retratada por multitud de artistas en diferentes épocas y registros. Intelectuales que traducían a trazos de pluma o pincel la calma y el bullicio, la picaresca, la vida política y los enredos sociales de la ciudad. Goya pintó la vida ociosa a orillas del Manzanares , y poco tiempo después Larra denunció las miserias de una capital convertida en «cementerio» ( en su célebre Día de Difuntos de 1836 ).
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Otros muchos han hablado de ella en sus canciones. La movida redescubrió los rincones de la ciudad (y los de sus habitantes) y desde entonces el panorama musical español ha sido generoso con la Villa. Esta es la partitura de Madrid que el pop rock nacional ha compuesto desde los años 80 .
Madrid es lugar de cruces y encuentros, y también de romances
Madrid se toca en clave de Sol y suena a viajes y encuentros. Como no puede ser de otra manera, comenzamos con Pongamos que hablo de Madrid (1980). «Allá donde se cruzan los caminos», cantaba un treintañero Joaquín Sabina ; caminos de artistas, trabajadores, estudiantes y buscadores de vida y fortuna. De inmigrantes nacionales y también jóvenes de «ébano, sangre y marfil», como apreciaba el dúo Amistades Peligrosas en su tema Africanos en Madrid (1991). El kilómetro cero fue bautizado por Ismael Serrano como «el comienzo de los días que han de venir» ( Km. 0 , 2000).
Encuentros y amores
Cuando hablamos de cruces y comienzos también hablamos de romances. Decía Ismael que en Madrid la gente está dispuesta a mentir por un trozo de calor, y reza por quedarse atrapada en el ascensor con alguien especial. Cada uno vive el amor a su manera. Quique González y Rebeca Jiménez paseaban fumando a medias «desde las Ventas hasta Chamberí» ( Calles de Madrid , 2003) mientras Pereza perseguía por los tejados a Lady Madrid (2009), la chica «más rock and roll de por aquí». Quizás fuese ella el motivo por el que su corazón ardía como el Windsor.
«Quizás no haya otro sitio mejor para vivir», decían Hombres G
Sin embargo, La Fuga nos enseñó que en la Villa no todo es amor y pasión. «Dame p’a olvidar un sitio menos gris» ( Madrid , 2001) nos transporta a las mañanas de lluvia, el ruido del tráfico impaciente y el calor húmedo de los autobuses atestados. Esos días en los que nos preguntamos «¿qué hago yo aquí?». «Cuántas veces he pensado ya en dejar este lugar hostil», piensa en alto Xoel López en su canción El cielo de Madrid (2008).
El humo y las sombras también forman parte de la vida en la capital. Mecano nos advirtió en su oscura interpretación de Madrid (1983) que en esta ciudad «de alquitrán, hierro, cemento y cristal» solo se sobrevive «si funcionas a gas». No obstante, Hombres G nos da una pista de por qué la gente se queda aquí: «¡Quizás no haya otro sitio que sea mejor para vivir!» ( Madrid, Madrid , 1989). «Y es que Madrid no tiene nada... ¡pero sí!» . Tiene millones de almas, historia, arte y cultura.
Ciudad de historia...
La puerta de Alcalá (1986) comienza nuestra breve ruta turística a través de las canciones . Ana Belén y Víctor Manuel la convirtieron en un hito musical, pero conviene recordar que la letra fue escrita por el dúo Suburbano (Bernardo Fuster y Luis Mendo). La puerta es una canción, un arco, un símbolo de apertura y bienvenida, «una salida donde conviven pasado y presente». Y ahí está, viendo pasar el tiempo, como también lo está la Gran Vía de Antonio Flores. «Llevas aquí casi toda la vida», le cantaba el hijo de Lola en 1994, cuando la avenida aún no era centenaria.
El punto débil de la capital: «¡Vaya, vaya,aquí no hay playa!»
Pero en Madrid todos los caminos llevan a Sol . Donde Mecano nos cita cada 31 de diciembre. Donde nos reunimos para festejar Un año más (1988) y «entre gritos y pitos los españolitos hacemos por una vez algo a la vez». Doce campanadas, doce motivos para olvidar los rencores y ponernos de acuerdo durante unos segundos, aunque parezca imposible.
También tenemos el Retiro, el Palacio Real, la Almudena, el Prado y las Ventas, el oso y el madroño, Cibeles, Torrespaña, pero al llegar agosto vaya, vaya...¡Aquí no hay playa! (1989). Los Refrescos explotaron el punto débil de la capital y aunque ahora podamos disfrutar de Madrid Río , las únicas olas que nos alcanzan son las de calor. Tanto que a veces la ciudad arde, especialmente de noche.
... y desenfreno
Loquillo y Los trogloditas confirmaron lo que todo el mundo ya sabía en los 80, que «ha muerto el silencio» en la ciudad (En las calles de Madrid, 1984, compuesta por Sabino Méndez). Veinte años después, Dover , en su electrónico disco Follow the city lights (2006), retrata un Madrid brillante y frenético al caer el sol. «The neon, the flashing, the lights, Oh no! This city I love!». Esta ciudad que me encanta...
Dover retrata un Madrid frenético y brillante al caer el sol
Llega el momento de cerrar una lista en la que se han quedado fuera muchas canciones : Yo me bajo en Atocha (Joaquín Sabina), Pobre Madrid (Barón Rojo), Arde Madrid (Mikel Erentxun), En las calles de Madrid (Rosana), Vente p’a Madrid (Ketama) o Así es Madrid (Medina Azahara).
Nos despedimos de la ciudad con una canción que, aunque poco conocida, es perfecta para el adiós: La última mirada , de Juan Sinmiedo. El artista hace un guiño a la mítica De Madrid al cielo que interpretaba María de los Ángeles Morales en los años 50 y que decía «de Madrid al cielo y un agujerito para poder verlo y poder siempre soñar». Esta frase proviene a su vez de un dicho popular que surgió en el siglo XVIII, tras las reformas que Carlos III hizo en la ciudad.
Allá va nuestra última estrofa: «Antes de marcharme miraré las calles dentro de un autobús [...] La última mirada desde aquí, será saltar al cielo y ver Madrid ».
Aquí puedes escuchar la lista íntegra de canciones desde Spotify.
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