El actual regidor de la localidad almeriense responsabiliza al anterior equipo de gobierno, a la Junta de Andalucía y a la Administración central del «desmán urbanístico»
El alcalde de Carboneras (Almería), el independiente Salvador Hernández (Gicar), ha explicado que el equipo de gobierno formado en coalición con el PP «hará lo que dictamine» el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) con respecto al futuro del hotel de Azata del Sol en el paraje de El Algarrobico.
Hernández ha asegurado que el Consistorio va a «respetar y acatar lo que diga la Justicia», frente a la estrategia que adoptó su antecesor en el cargo, el socialista Cristóbal Fernández, de recurrir los fallos contrarios al establecimiento.
Hernández ha matizado que el Consistorio «no tiene capacidad» para afrontar la revisión de oficio de la licencia municipal de obras que un juez declaró nula hace tres años. «Será el TSJA quien resuelva el recurso de apelación -interpuesto por el propio Ayuntamiento carbonero y la promotora Azata-», sentencia.
El regidor, que asumió el cargo hace dos meses tras siete mandatos consecutivos del PSOE, ha criticado que las administraciones implicadas -la Junta de Andalucía y el Gobierno central- «se estén rasgando las vestiduras» cuando ya se han construido una veintena de plantas y 411 habitaciones del complejo. «Tenían información de primera mano y tendrían que haber tomado cartas en el asunto antes. El último permiso lo concedió el Ayuntamiento y el proyecto contaba con subvenciones y otro tipo de licencias», subraya.
Oportunidad política y económica
Tras señalar que el actual equipo ejecutivo desconoce si el hotel es legal o no, Hernández considera de «sentido común» que, una vez erigido el hotel, no se abogue «por destruirlo». «Indudablemente una infraestructura de este tipo es buena para Carboneras, aunque se trate de un futurible».
Hernández lamenta que la polémica en torno al hotel se reavive «cada vez que se acerca un periodo electoral» y que se use al municipio como «punta de lanza en la lucha contra los desmanes urbanísticos».


