La popular actriz y modelo Eva Pedraza se mostró partidaria anoche de felicitar no sólo a los montillanos, sino a todo aquel capaz de apreciar «este oro líquido que sabe a identidad». De este modo definió las virtudes de los afamados caldos de la denominación de origen Montilla-Moriles en el pregón inaugural de la LVI Fiesta de la Vendimia, que pronunció en las bodegas Pérez Barquero. Pedraza, consejera del PP en varias empresas municipales, finalizó su alocución con estas palabras: «Saboreémoslo nosotros ahora. Alzo mi copa para brindar, con la Virgen de las Viñas como testigo, por Montilla, los montillanos y todo lo que eso representa».
Tras reconocer que no le resultaba fácil expresar «todos los sentimientos que me provoca Montilla», se aferró a un discurso intimista donde desfilaron los recuerdos de su infancia vivida en la ciudad. «Es el recuerdo de un niña, yo, ilusionada al caminar por estas calles del pueblo de mi madre con un precioso vestido que entonces me regalaron y que aún conservo», dijo, para asegurar que esa vivencia fue «sólo el preludio de todo lo que acontecería en mi vida después».
Discurso emotivo La actriz y modelo montillana se aferró a un discurso intimista en el que afloraron sus recuerdos de infancia en el pueblo
Pedraza puso de relieve que le «invadió» la misma ilusión que cuando en su día fue coronada Vendimiadora Mayor en esta festividad, declarada de Interés Turístico Nacional. Dos años después de aquella Fiesta de la Vendimia, «tan especial para mí», fue coronada Miss España 1988, «distinción que también tocaba en parte a Montilla», puntualizó.
La pregonera refirió que jamás dejó pasar la oportunidad de «ejercer de embajadora de esta tierra» y de sus vinos, una labor que dijo haber desarrollado siempre «desde mi condición de cordobesa y montillana, montillana y cordobesa, desde la que tantas veces he vendimiado emociones de mi tierra en cada ocasión, con amigos, con compañeros de trabajo, en el cine, en el teatro y en la televisión».
En su mirada retrospectiva hubo también un hueco para sus tías Rafaela y Sole López Castro, hermanas de su madre a las que consideró «montillanas de pura cepa». En esas largas temporadas de verano que pudo pasar en compañía de sus más queridos parientes montillanos tuvo un recuerdo especial para dos «paradas obligadas» que siempre hacía: «juegos en la Plaza de la Rosa y los dulces en casa de Manolito Aguilar». De su niñez le venían, además, «recuerdos teñidos de olor a vendimia, desprendido por unas calles que también estaban pobladas de lagares». Muchos de estos recuerdos provenían de su propio abuelo, Juan López Espejo.
Como ya es tradicional, al pregón de la Fiesta de la Vendimia lo suele preceder la coronación de la Vendimiadora Mayor y sus damas de honor, en el mismo escenario. Esta edición el cargo recayó en la joven Carmen Bellido García.
