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VUELTA A ESPAÑA

Wiggins toma el mando

El británico se coloca al frente de la clasificación general tras la etapa con final en La Manzaneda, que se llevó Moncoutie

Wiggins toma el mando TEAM SKY

EFE

El francés David Moncoutiè (Cofidis), tres años consecutivos rey de la montaña, acudió a su cita anual con la victoria en la Vuelta y se impuso en la undécima etapa disputada entre Verín y Cabeza Manzaneda, de 167 kilómetros, en la que el británico Bradley Wiggins (Sky) se convirtió en el octavo líder de la ronda española. [Así hemos contado la etapa]

Moncoutiè no falla desde hace cuatro años. Marcó en la agenda la cima inédita de Cabeza de Manzaneda, se metió en la escapada buena del día y dio la estocada a 12 kilómetros de meta, cuando arrancó para coronar en solitario. Añadió la cima gallega a su colección , que hasta hora incluía tres triunfos, todos ellos encadenados desde 2008: en Pla de Beret, Sierra Nevada y Xorret de Catí.

El ciclista francés, de 36 años y 14 años de profesional, todos ellos en el Cofidis, fue el más fuerte entre los 19 corredores que formaron la escapada. Lo intentó sin éxito en Valdepeñas de Jaén, pero esta vez logró diana. Su ataque lejano no obtuvo respuesta. Hizo inútil los esfuerzos de sus perseguidores y se presentó en meta con 1.18 minutos sobre Beñat Intxausti (Movistar) y Luis León Sánchez (Rabobank), segundo y tercero respectivamente.

Tímido ataque de «Purito»

Por detrás, en la etapa de los favoritos, Joaquim Rodríguez se acordó de su promesa de atacar a 1500 metros de la cima. Una reacción tardía , "que era lo único que se podía hacer con este fuerte viento", según el catalán, el único que alteró el orden establecido.

Una declaración de intenciones que le permitió al jefe de filas del Katusha recortar 7 segundos a Wiggins, Nibali, Cobo, Van den Broeck y Kessiakoff. Ese lote no incluía al líder, Christopher Froome, ni a Fuglsang, ni a Menchov, que se retrasaron 20 segundos más. Un ligero pellizco que debe tener continuidad en La Farrapona, Angliru y Peña Cabarga, últimas opciones para los escaladores.

En una Vuelta de alternancia casi diaria en el poder, la camiseta roja pasó de Froome, ahora segundo en la general, a Bradley Wiggins , octavo líder de la Vuelta . Y el italiano Vincenzo Nibali se mantuvo como tercer inquilino del podio a 11 segundos del británico. El primer español es Juanjo Cobo (Geox), octavo a 1.27.

Los favoritos no entraron en guerra directa en la tercera llegada en alto de la presente edición. El viento se convirtió en un rival más a tener en cuenta y la prudencia fue la nota predominante. Hubo intentos de mover la carrera, ya que el Katusha tensó la marcha lejos de meta, dentro de los últimos 18 kilómetros finales, en un puerto a estrenar que ofrecía una pendiente media del 5,9 por ciento y tramos del 10.

Un gigante de rojo

Los hombres de Purito pusieron las cartas sobre la mesa, lo que propició el marcaje del Sky, que alistó al frente del grupo al líder Chris Froome. El británico de origen keniano cumplió con su trabajo habitual de gregario y claudicó a 3 kilómetros de meta. Fin a su aventura.

Fue cuando apareció la enorme figura de Wiggins (1.90 de altura), con su maillot de campeón de Gran Bretaña. Un pluricampeón mundial y olímpico y mundial en pista reconvertido en escalador que hace apenas 8 semanas estaba en el hospital por culpa de una fractura de clavícula. Fue una de las víctimas de las caídas del Tour de Francia.

Wiggins tiró del mismo guión que empleó en La Covatilla y puso a sus rivales en fila. No aplicó un ritmo demoledor, pero suficiente para soltar al danés Fuglsang, que era segundo en la general y a Menchov, quien no acaba de aparecer en escena. Calma chicha hasta que apareció "Purito", quien insiste en que no ha tirado la toalla y se agarra al sueño de la remontada.

El catalán atacó a kilómetro y medio de la cima, en las rampas del 10 por ciento, las más aptas para su estilo explosivo. Una reacción que apenas hirió a sus enemigos. "Había que intentarlo", dijo Purito, convencido aún de que queda mucha Vuelta y de que habrá escenarios más golosos para la batalla.

En espera de esas etapas que deben decidir la carrera, Wiggins, de 31 años, toma las riendas con los diez primeros de la general en un margen de dos minutos. Cuarto en el Tour 2009, no pudo doctorarse en el pasado Tour por el citado infortunio, pero quiere volver en 2012 a saldar deudas. Y es año olímpico. Sueña con colgarse su cuarta medalla de oro.

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