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Cara y cruz del comercio

El cierre de tiendas está a la orden del día en un sector que, sin embargo, parece haber aguantado mejor la crisis, según se desprende de los datos oficiales y de las nuevas aperturas

d.arranz

R. B./M. V./V. E./M. G

El cartel de «liquidación por cierre» forma parte ya del paisanaje urbano de Castilla y León y de todo el país. Desde que arrancó la crisis, son miles los comercios que se han visto obligados a bajar definitivamente sus «persianas» ante la falta generalizada de consumo. Sin embargo, algunas cifras publicadas por los institutos estadísticos mantienen que el golpe ha sido menor en la región y que, incluso, hay más personas trabajando gracias a nuevas aperturas cuya andadura es hoy una incógnita. Es la cara y cruz de un sector contado a ABC por sus propios protagonistas.

UMO_Salamanca

Pedro Sáez abrió la tienda hace unos cinco años como una nueva apuesta empresarial en su dilatada experiencia en el mundo del comercio en Salamanca, de cuya asociación ha sido durante varios años presidente; pero la crisis económica y la «competencia desleal» han hecho que dentro de unos días desaparezca de la capital salmantina UMO, uno de los establecimientos multimarca —ropa, calzado y complementos—referencia de los últimos años en la capital. Al principio, el negocio «fue funcionando bastante bien y lo levantamos, pero desde hace dos sólo ha dado pérdidas que las hemos tenido que ir compensando con los beneficios de mi otra tienda», por lo que han decidido dar carpetazo a este proyecto. Con la agudización de la crisis, continúa explicando Sáez, «los primeros que hemos sufrido sus consecuencias son las tiendas de marcas», que han continuado una estela de cierres progresivos en la capital salmantina. Junto a los precios —«más caros, puede ser»— de algunos productos por la marca que los respalda, se une la competencia de las falsificaciones «de las tiendas que se están abriendo casi sin control por parte de los orientales y de otros que venden falsificaciones a precios que es imposible competir», asegura. Un cúmulo de circunstancias a las que se ha agregado también en el caso del establecimiento de Pedro el hecho de que la zona en la que se encuentra haya estado dos años en obras, «y eso no hay comercio que lo aguante», lamenta. A pesar de los escollos, Sáez no se rinde y asegura que ahora centrará todos sus esfuerzos en su zapatería, que ha recibido el premio del comercio de Castilla y León. Fiel a su espíritu emprendedor, piensa en abrir otro establecimiento en el centro de la ciudad, «pero eso será más adelante, cuando todo esto pase», matiza. 1

Discovery_Valladolid

A pesar de haber dedicado toda su vida al negocio de la música y haber superado baches como el cierre de otras dos tiendas en Zamora y Valladolid, la familia García de la Cruz dice adiós definitivamente a la tienda Discovery de la calle Nicolás Salmerón en la capital vallisoletana. El temor que venía rondándoles desde hace dos años se convierte hoy en una dura realidad a la que Carlos tiene que enfrentarse poniendo fin a un negocio que comenzó su padre 28 años atrás. «Me duele porque es lo único que conozco y es un trabajo maravilloso, pero la situación es insostenibe». De nada ha servido incrementar el material, bajar los precios o hacer multitud de ofertas para solventar las numerosas pérdidas. Aunque afirma que la crisis ha acentuado la situación, asegura tajantemente que los verdaderos problemas son «internet y los manteros», por lo que no ven posibilidades de seguir adelante. «El problema es que no hay clientela. La gente joven, que es la que está en paro, era nuestro cliente potencial», asegura Carlos. Sin embargo, sigue siendo positivo a la hora de emprender otro tipo de negocio: «En momentos de crisis uno no se puede quedar atrás, hay que tener valor». En estos últimos meses Carlos no pierde la esperanza y pone todo su empeño en vender antes de Navidad todos los cd´s y vinilos para que no caigan en el olvido, y si no fuera posible, a pesar de ser el causante de su cierre, lo intentarán vender por internet porque, como dice su padre, Carlos García, «a grandes males, grandes remedios».

5ª Avenida_Zamora

Jessica Muelas es una joven zamorana de 26 años, casada y en paro. «Yo había trabajado de dependienta en tiendas de ropa, pero me casé y ya no trabajaba y mi marido tampoco». Con esta situación, la única salida posible «era montar algo por nuestra cuenta». Con mucha ilusión y con el esfuerzo económico de la abuela de Jessica, el joven matrimonio decidió abrir su propia tienda de ropa. «Estuvimos mirando locales y éste nos gustó mucho». Ningún banco le concedió el mítico crédito ICO, ninguna ayuda por parte de las administraciones: «Todo el dinero tuvimos que ponerlo nosotros, buscando mucha ayuda en la familia». El negocio abría hace medio año, en plena crisis económica, y todo parecía que iba bien. «Al principio vendíamos bastante, pero a los dos meses, la gente ya es que ni entraba en la tienda», recuerda Jessica. Tal fue la caída del comercio que «tuve días que hice cero euros de caja porque no había entrado nadie en todo el día». Así las cosas, el matrimonio comprendió que debían de cerrar la tienda porque «sólo ganábamos para pagar impuestos, la hipoteca de nuestra casa y el alquiler de la tienda, que son 1.800 euros». A los dos meses de la apertura colgaron en su tienda una cartel que rezaba: «Liquidación. Todo a partir de 5, 10, 20...euros». Fue poner el cartel en el escaparate y la tienda volvió a coger impulso. «La gente empezó a entrar al ver que había cosas de tan bajo coste, y eso que antes tampoco era caro», señala Jessica. Había que dar un giro al negocio y se plantearon comercializar ropa más barata: «Empezamos a traer otras marcas y si antes un pantalón de caballero costaba 60 euros, ahora lo hay por 15. Así la gente compra». La segunda parte de la solución será buscar otro local —«me da igual que no sea tan céntrico como éste»—, más barato y más pequeño. «Pagaré la mitad de lo que pago ahora y con la mitad de metros, es decir, unos 70 nos sería suficiente», puntualiza la dueña.

Camicie7_Burgos

Virginia Mendoza nunca pensó que su hijo vendría con una camisa debajo del brazo, pero ahora tiene claro que esta prenda marcará su futuro. A falta de unos meses para dar a luz, atiende la franquicia de la marca italiana Camicie7 que acaba de abrir junto a su cuñado, ambos como socios, y su cuñada, contratada como dependienta de este negocio familiar. Todos ellos trabajaban en el sector de la hostelería, pero la crisis les hizo tener que «buscar la vida en otra parte». Montar su propio negocio parecía la mejor alternativa en un momento en el que «todo está muy mal y es muy difícil encontrar trabajo». Llegados a este punto, Virginia explica que fue su cuñado quien tuvo la idea cuando conoció en Londres una tienda de Camicie 7. «En Burgos no había nada parecido. Se trata de una franquicia exclusiva que pensamos que podría tener su hueco aquí», señala esta emprendedora que considera que la «diferencia y la calidad» son dos claves imprescindibles a la hora de poner en marcha cualquier negocio. Virginia Mendoza reconoce que el camino «no ha sido fácil», sobre todo por las dificultades de financiación que han superado «arrimando todos el hombro, sacando los ahorrillos que teníamos y tirando de la familia» hasta lograr abrir las puertas de su tienda en una céntrica calle de la capital burgalesa, muy próxima a la Plaza Mayor. Desde allí, Virginia mira al futuro con optimismo.

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