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De la diplomacia del pimpón al pimpampum

PEDRO RODRÍGUEZ

Con más coreografía que una función del Bolshoi, Estados Unidos y la China de Mao utilizaron hace cuatro décadas la llamada «diplomacia del pimpón» para preparar su histórico acercamiento. En abril de 1971, el equipo americano —desplazado hasta Japón para los campeonatos mundiales de tenis de mesa— fue invitado a la República Popular de China, pese a la ausencia de relaciones bilaterales desde la victoria comunista en 1949. Como dijo la revista «Time», fue el «ping» que se escuchó a través de todo el mundo. Lo que empezó con unos cuantos partidos de exhibición estuvo acompañado por el final del embargo comercial impuesto por Washington y culminó al año siguiente con el legendario viaje del presidente Nixon a Pekín.

Cuarenta años después, otro cuidado esfuerzo de diplomacia deportiva terminaba este jueves por la noche literalmente a tortas. A nueve minutos y medio del final, y empatados a 64 puntos, un partido amistoso de baloncesto entre los Hoyas —estudiantes de la Universidad de Georgetown— y los Cohetes de Bayi —equipo militar— degeneró en una formidable trifulca. Con inevitables metáforas sobre China como superpotencia emergente y un rival de Estados Unidos que no siempre juega limpio en la arena internacional.

La bronca en el Centro Olímpico de Pekín, censurada en los medios de comunicación chinos, ha coincidido con la delicada visita diplomática del vicepresidente Joe Biden al gigante asiático. De hecho, los partidos del equipo de la Universidad de Georgetown habían sido presentados por el Departamento de Estado como uno de esos esfuerzos de «poder blando» para fortalecer las relaciones bilaterales más importantes para todo el mundo.

Antes de partir en su misión de buena voluntad de diez días, los jugadores de los Hoyas habían recibido en Washington una clase impartida por diplomáticos americanos sobre cómo se debían comportar y qué debían esperar. Aunque no está claro si el Departamento de Estado mencionó que los equipos de baloncesto chinos han venido acumulando de un tiempo a esta parte decenas de miles de dólares en multas y sanciones por pelearse en competiciones internacionales.

El morbo estratégico no termina aquí. Ya que Georgetown y los Cohetes de Bayi tienen previsto este domingo por la noche un segundo encuentro en Shangai, donde seguramente tendrán mucho más cuidado a la hora de meterse el dedo en el ojo.

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