Djokovic, demasiado nombre para Harrison

Casi ni sacó Djokovic la raqueta de su funda para darse un paseo por 6-2 y 6-3 ante un Harrison al que le tembló el pulso desde el principio. Verse por encima del número 1 en el marcador en el primer juego fue decisivo para que los nervios atenazaran a un prometedor tenista con hambre, pero que no templó las armas para el festín. Djokovic solo tuvo que esperar a que el norteamericano sucumbiera ante su propia flaqueza mental y sus movimientos de piernas lentos que le limitaban a la hora de correr detrás de la pelota y posicionarse de forma correcta para golpear con solvencia.

En un comienzo raro, la noticia del partido fue que al número 1 del mundo le rompieron el saque dos veces , y es que Harrison sufrió demasiado con su saque pero metió profundidad y destellos de grandeza al resto, más cómodo, más centrado, más liberado. Y como un espejo, lo mejor de Harrison se vio con el mejor Djokovic, pero en cuanto el primero tenía que llevar la batuta, se desintegraba.

El serbio no apretó demasiado ni desplegó su tenis. No lo necesitó. Y así no sirvió de mucho el partido para calibrar sus fuerzas y el nivel con el que llega a Cincinnati. Se presupone idóneo, pero ante Harrison no tuvo ni que ponerse el traje de faena. Djokovic jugó con el piloto automático, arrastrado por los altibajos de su rival.

Un aviso por dar un pelotazo hacia la grada fue el ejemplo gráfico de que la cabeza de Harrison no estaba en su sitio. Pudo aprovechar mucho más, si se hubiera centrado. Djokovic no ofrecía resistencia, pero el de Luisiana dejó marchar el partido a las primeras del segundo set. Harrison tiene todavía mucho que aprender, pero ya también mucho que ofrecer. Entre fallos de principiante, el número 78 del mundo dejó notas de brillantez opacadas con esos cinco servicios rotos que se llevó. Su primer juego al saque fue con el 6-2 y el 3-0. Y eso que saca mucho mejor que el número 1 y ofreció 6 aces. Sin embargo, pesaron más los errores no forzados.

Regalos para los dos: la victoria número 54 para Djokovic en este año ejemplar. Y para Harrison, una lección magistral que él mismo se ha dado para aprender de los errores y mejorar para la siguiente oportunidad.