Los tres títulos malditos de Nadal
El manacorense es el que más Masters 1.000 ha logrado (19), pero París, Shanghai y Cincinnati se le resisten
LAURA MARTA
Camiseta verde, ojos hundidos, mirada perdida, apretón de manos y una felicitación esquiva acompañada de más extrañeza que afecto. Rafa Nadal es el protagonista de la estampa, pero no el felicitado, que era Ivan Dodig. Una imagen desacostumbrada en los grandes torneos porque era primera ... ronda del Masters 1.000 de Montreal, hace hoy una semana. «No creo que jugara mal, solo que no lo hice bien en los momentos decisivos» , fueron sus declaraciones. Nada que objetar. Ahora el reto es Cincinnati.
Nadal es el que más torneos Masters 1.000 acumula, con 19 y superando en dos a Roger Federer y Andre Agassi, pero al líder se le atragantan tres, todos en la recta final del año: París, Shanghai y en el que hoy debuta. Aunque las pistas de Ohio no son de su devoción, lo sabe y no lo niega: « Nunca he jugado bien aquí, es algo que tengo que cambiar» . El año pasado, Marcos Baghdatis le apeó en cuartos de final. Y en sus dos mejores participaciones, Nadal no pasó de semifinales (2008 y 2009) y ambas con derrota contra el mismo rival, un tal Novak Djokovic que «nos tiene cogida la medida», como aseguró Toni Nadal tras la final perdida de Wimbledon.
Cincinnati. Paso previo al último Grand Slam del año, que le toca defender, el Abierto de Estados Unidos. Última oportunidad de poner las piernas a punto y demostrar lo que ya todo el mundo sabe. Que Nadal lo quiere ganar todo . Donde sea, lo que sea, ante quien sea. Y primero viene el Masters 1.000, después llegará el Grand Slam. No juega para nadie, salvo para él mismo y quiere «ganar el primer partido para recuperar la confianza». Lo necesita. Ivan Dodig debe aparecerle todavía por sus pesadillas. No porque no tenga derecho a perder, sino porque Nadal es cazador y no presa , y una derrota como la sufrida (con 6-1 y 3-1 a favor) duele y encoge el brazo sin que uno se dé cuenta. «Sabes que puedes ganar y puedes perder, hay que aceptarlo. Después de eso nunca se sabe. Pero siempre pienso en positivo». Con esa mentalidad se entrenaba en Cincinnati. Su primer reto personal. «Perdí una oportunidad en Montreal que espero recuperar aquí» . Palabra de Nadal.
Campo minado
En este final de temporada, a Nadal se le presentan los otros dos trofeos que todavía no ha mordido. En octubre, Shanghai. Del Masters 1.000 asiático guarda un recuerdo agridulce. En su primera participación (2009) fue Nikolay Davydenko quien logró batirle en la final . Pero el año pasado solo ganó un partido y fue derrotado en los octavos de final por Jurgen Melzer. La superficie dura, otra vez. Campo de minas para Nadal. Incluso su ciudad fetiche, París, se le resiste si el suelo está pintado de azul y no de rojo. En noviembre volverá a intentar el asedio al último Masters 1.000 del año, el parisino, donde sabe lo que es llegar a la cima, y no coronar. Como en 2007. David Nalbandian le fulminó en la final con un 6-4 y 6-0 . Davydenko le dejó en cuartos en 2008. Y Djokovic, otra vez él, le barrió en las semifinales de 2009, con un 6-2 y 6-3.
Pero antes de atacar París, Nadal ya prepara una nueva camiseta. Hay que despejar dudas y sembrar confianza. Esta noche será el momento. Casi 4.000 puntos están en juego hasta final de año , pero el primer paso siempre es el más importante. La pista dura y los tres Masters 1.000 que no atesora son sus retos. Y siempre ante ellos Nadal consigue conectar con lo mejor de sí mismo.
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