Los más de 4.000 jóvenes que han decidido esperar al Papa en la diócesis de Córdoba comenzaron ayer a llevar el mensaje de la juventud de Cristo por calles y plazas de la capital y la provincia, en las que están siendo protagonistas. El casco histórico cordobés era buen ejemplo de ello. La Catedral fue uno de los puntos más visitados por los peregrinos ataviados con camisetas identificativas de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), pañuelos y banderas de los países de origen que ondeaban al viento a la vez que evidenciaban sin ningún tipo de vergüenza su condición de cristianos, como también por el Puente Romano y la plaza del Triunfo, donde por momentos los peregrinos eran masa pese al calor.
Especialmente felices, y extraños por hacerlo sin miedo, se sintieron los jóvenes seminaristas iraquíes que que ayer pasearon junto a seminaristas y sacerdotes cordobeses hasta algunos de los principales monumentos de la ciudad después de que los recibiera monseñor Demetrio Fernández. Por Torrijos o la plaza del Cardenal Salazar entonaron cantos y hacían palmas que evidenciaban su alegría por participar de las JMJ, en las que se sienten arropados por el resto de la Iglesia a la que pertenecen. Algunos, incluso, intentaron vocalizar el «Soy cordobés» que cantaban los seminaristas y hasta hicieron su propia versión en su lengua.
Mientras, por El Brillante subían hasta la casa de cursillos de cristiandad los 125 franceses que viajan en bicicleta desde Sevilla hasta Madrid. Ayer comenzaron la etapa en Fuente Palmera acompañados por un camión de apoyo en el que llevan enseres personales para el camino que continuarán mañana. Antes, harán algo de turismo por la ciudad, que muchos conocerán gracias a los Días en la Diócesis de esta JMJ.
Por la mañana, la Virgen de la Sierra recibió en Cabra a los peregrinos de Priego, mientras que los egabrenses subieron hasta la Virgen de Araceli en Lucena por la tarde, donde hubo un acto mariano. Ya de noche hubo tiempo para la fiesta. En la plaza de la Compañía los balcones y la parroquia estaban engalanados con banderas y grandes globos. En el escenario no faltaba la animación para cientos de personas que habían comenzado la tarde con una misa del obispo.
Valentina e Ivan, dos rusos que asistieron a la fiesta, contaban que vienen a Córdoba por primera vez porque «nuestro grupo pensó que era un buen lugar».
También les está gustando la ciudad a Nadia y Eleonora, italianas que destacan «lo bien que nos están tratando» y la «tortilla y el salmorejo». Aunque reconocen que lo que más consumen es agua por eso del calor.
