VIAJES
Entra usted en el Londres oriental
Los barrios de Shoreditch y Hoxton son la opción de quienes buscan juventud y modernidad en Londres
Un paseo por barrios céntricos como Belgravia, Chelsea, Mayfair o Marylebone revelan enseguida el evangelio capitalino británico: Londres no es ciudad para pobres. El «viejo dinero» inglés y las grandes fortunas griegas y del Golfo Pérsico se abrazan en esta ciudad al de los «nuevos ricos» de Rusia, África y los tigres asiáticos para generar la mayor plaza financiera del mundo. En el centro de Londres hay zonas sin metro porque sus residentes circulan con chófer en Jaguar o Rolls Royce, mientras sus fortunas agitan los mercados desde la «City», o zona financiera. Pero justo al norte del pulmón de la libra esterlina, más allá de la torre Gherkin de Norman Foster, aparecen los barrios de Shoreditch y Hoxton. Una oportunidad para lo underground en el Londres Oriental.
Los dos barrios comparten un origen proletario que se remonta al Londres medieval. Hoy día, son la alternativa para quien busca el Londres más joven. Hubo un tiempo en que el paisanaje de menor edad era sinónimo de más barato, como en su día fueron los barrios de Williamsburg en Brooklyn o Prenzlauerberg en Berlín. Pero, desde que Damian Hirst y Tracey Emin —residente en el barrio— la dinamizaran como polo artístico alternativo en los 80 y 90, la zona ha sufrido una evolución similar —al alza en los precios inmobiliarios, claro— a la de sus homólogos neoyorquinos y berlinés. Para desconsuelo de los parroquianos originales, de extracción humilde e inclinaciones laboristas en lo político.
Mercadillo, pizza y té
La zona arranca en las inmediaciones de la estación de Liverpool Street, frente al mercado de Spitalfields, en pie desde 1638 y donde los domingos se concentran cientos de personas en busca de tiendas de diseño, puestos de comida, espíritu artístico y alguna que otra baratija. En las callejuelas que llevan al mercado, y con un poco de paciencia, se pueden encontrar boutiques de moda como Precious (16 Artillery Pasage), pequeñas y selectas. El inicio de Shoreditch High Street, la arteria de este Londres sin casas victorianas, lo marca Pizza East, un espacioso restaurante que tiene la suerte de hacer buenas pizzas y encantar a los modernos, como confirma la portavoz del Londres cool, la actriz Gwyneth Paltrow (su blog www.goop.com contiene algunas pistas interesantes). Si es sábado y la cosa va de té, en Time for Tea, Johnny, un loco de lo retro, abre su casa a modo de salón para señoras (110, Shoreditch High Street).
Otra celebrity de ley, Kate Moss, ha reconocido varias veces su gusto por husmear en las calles de la zona, entre las que Redchurch Street resume todos sus encantos. Bares, tienditas, garajes, andamios o un lugareño en falda escocesa que baja de un taxi a toda pastilla para recoger un paquete en el Albion (2-4 Boundary Street), la cafetería-bar-tienda-panadería-hotel donde hacerse con caprichos de trigo o chocolate y ver pasar la vida. Un poco más adelante, la deliciosa tienda de decoración Labour and Wait (85, Redchurch Street) abastece a los bares y lofts del barrio de jarras, tazas, velas, destornilladores o cuchillas de afeitar recién sacadas del estilo british más cool.
Rumbo al norte surge Hoxton, alejado de nada que recuerde a la City, y que tiene la Hoxton Square como epicentro. En la plaza se encuentra una de las sedes de la White Cube Gallery, un clásico del arte contemporáneo. Aquí cerca se han instalado algunas empresas de la última hornada digital, como Last.fm, y la mayor concentración de garitos y clubes para una buena noche de juerga en Londres, como el Queen of Hoxton (1, Curtain Road), un espectacular edificio industrial donde ver cine en la azotea en verano, comer o bailar (hasta las 2 de la madrigada) todo lo que va del indie al techno.
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