entrevista
«La carga de cloro de las piscinas elimina la bacteria de la cistitis»
Antón García, gerente de laboratorios Laber, considera vital la continua renovación del agua de las piscinas públicas para evitar infecciones o contaminaciones de nitrógeno, cloro o pH en sus usuarios
cristina pichel
Los laboratorios Laber-Microal contabilizan, a día de hoy, 7.000 muestras, de un total de 700 piscinas de toda España. De entre ellas, 70 pertenecen a Galicia, siendo Andalucía la comunidad con más muestras. Mientras que en invierno baja la cuota, el gerente de ... los laboratorios, Antón García, y sus compañeros «hacen su agosto» desde el 15 de junio hasta el 15 de septiembre, garantizando los parámetros correctos en las piscinas analizadas.
—¿Qué se controla en una piscina?
—Normalmente se miran parámetros fisicoquímicos y micrológicos que varían en función de la comunidad en donde estés, puesto que en Galicia se hace una revisión al mes y en Andalucía dos veces. También se vigila el nivel de cloro, que no haya bacterias, cuestiones fisicoquímicas, temas relacionados con la conductividad, el amonio, el pH...y, sobre todo, el nitrógeno, un punto muy importante porque determina la calidad y está muy relacionado con el número de bañistas de ese agua. Es decir, cuanta más gente está en una piscina, más cantidad de nitrógeno en forma de sudor y de pelo. Es importante que estos parámetros estén controlados mediante renovaciones del agua de la piscina, necesarias para prevenir infecciones y contaminaciones.
—¿Cómo trabaja su equipo?
—Mandamos un técnico que recoge las muestras de las piscinas, las traemos al laboratorio y las muestras, que se cogen por duplicado, se mandan al departamento micrológico y al departamento fisicoquímico. Se realizan las analíticas y se emiten unos informes que después las propias piscinas publican en el tablón de anuncios para que todo el mundo pueda comprobar el estado y la propia Administración también vaya viendo si la piscina cumple las normas. Si no las respecta, la cierran.
—Y los resultados, ¿tardan mucho tiempo en llegar?
—Normalmente entre 4 o 5 días aunque hay determinaciones que son «in situ» y muy rápidas como el cloro, el pH...todo lo que esté relacionado con electrometría. Si tienen una desviación se avisa en el momento, porque son parámetros que son muy fáciles de medir y de seguir. Pero el tiempo también varía si se tiene en cuenta el sistema de desinfección que tengan las piscinas. No es lo mismo uno basado en cloro (que son los más habituales), que uno basado en ultravioleta. En las privadas últimamente están metiendo electrolisis, que funciona con unas descargas sobre un depósito de sal, eliminando las bacterias sin utilizar componentes químicos. El único problema de este sistema es que eleva muchísimo la conductividad del agua y como los reglamentos tienen fijados unos límites con respecto a esto, las piscinas públicas aún no están llevando este tipo de sistemas. También son inicialmente más caros que los tradicionales, al igual que la desinfección por ozono o ultravioleta.
—¿Suele haber muchos contratiempos en las muestras?
—Hoy por hoy se lleva un buen control de las aguas, aunque puntualmente se puede desviar algún parámetro, pero no suelen ser peligrosos. No es habitual que aparezcan cargas contaminantes muy altas, más bien se sobrepasa el nivel de cloro o el nivel del nitrógeno. Y estos problemas se solucionan en el día.
—¿Qué clase de problemas puede ocasionar una desviación en los parámetros?
—Hay enfermedades que son livianas, como una erupción en la piel o un exceso de cloro, que puede provocar que se tengan los ojos rojos, pero pueden ser cosas más graves. De hecho, los chapoteos de de un nadador profesional que pase muchas horas en un agua altamente clorada puede producir cloroformo.
—¿Y qué me dice de la cistitis?
—La cistitis la relacionaría más con las instalaciones anexas a las piscinas: tumbonas, bancos donde te cambias, duchas...en el agua es difícil. La carga de cloro que tiene la piscina es más que suficiente para eliminar la bacteria que provoca la cistitis.
—Piscinas particulares y públicas, ¿en dónde se concentran más bacterias?
—Los problemas se pueden dar en las dos pero los más habituales son en las piscinas públicas, aunque también es cierto que están más controladas. Hay muchas más personas ocupando esas piscinas, y son personas distintas, mientras que en una privada no hay mucho riesgo. También es cierto que las piscinas privadas se controlan muy poco, de hecho es muy raro que un particular te venga con una muestra de agua para que tú se la verifiques. En las piscinas públicas sí se hace, sobre todo las que están gestionadas a través de empresas que llevan centros deportivos.
—Dentro de las públicas, ¿hay más vigilancia en las piscinas infantiles?
—No, exactamente la misma que en las de los adultos. Lo que identifica el cliente cuando manda las muestras es si es del vaso 1, del vaso infantil... o incluso si es de agua procedente de duchas, de saunas o Spa, pero las pruebas analíticas son las mismas, al igual que los límites legales que se permiten. No hay más restricción.
—Aparte de piscinas, también trabajan con playas. ¿Son menos controlables estas aguas?
—Las playas siguen diferentes controles en función de la acreditación que se quiera tener. Nosotros promovemos siempre que las playas con las que trabajamos creen un sistema de gestión de calidad basado en un sistema EMAS (Gestión y Auditoría medioambientales). A parte de mirar la calidad de las aguas de baño también constatamos que las playas tengan unos anexos que la conviertan en una playa con cierta calidad.
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