LUTO POR LA TRAGEDIA
«La respuesta es más democracia. Se lo debemos a las víctimas»
La Catedral de San Salvador estaba llena a rebosar cuando a las once en punto de ayer hicieron su entrada los reyes Harald y Sonia de Noruega, después de un largo repique de campanas. A pesar de que el país vive momentos de gran turbación, las medidas de seguridad eran mínimas, casi como cualquier misa de domingo en esta iglesia luterana, donde el oficio lo preside una obispa, Helga Byfuglien. A lo largo de la ceremonia, y sobre todo en el momento del discurso del primer ministro, Jens Stoltenberg, se escucharon sollozos de muchos de los jóvenes supervivientes de la matanza que acudieron a la misa. «Somos un pequeño país, pero orgulloso de sus valores, que no pensamos abandonar» dijo el primer ministro también con la voz entrecortada por la emoción. «La respuesta es más democracia. Se lo debemos a las víctimas».
Sollozos
En la catedral, ni siquiera los Reyes pudieron sustraerse a la emoción. Al Rey Harald se le vio con los ojos enrojecidos y a su esposa y a su hija, la princesa Marta Luisa llorando tras un pañuelo. Los lamentos se repitieron al final de la ceremonia por parte de los jóvenes, algunos de los cuales todavía llevaban en su muñeca la pulsera identificativa de su estancia en la isla de Utoya. Algunos se habían encontrado en la iglesia por primera vez desde el drama. Otros han hecho de las reuniones de la organización, las juventudes laboristas, un remedio para superar un trauma del que sin duda tardarán en reponerse, pero el ambiente de la celebración religiosa les hizo revivir a todos las emociones.
El mensaje del primer ministro reafirmando los valores de la sociedad noruega ha sido el elemento central de la ceremonia. Faltará saber si es capaz de mantenerlo en el tiempo. Para casi todos los ciudadanos a los que se planteaba la cuestión, no hay dudas. «El primer ministro ha dicho que no debemos cambiar y el Rey lo dijo el sábado. Este es un país donde lo más importante es la libertad y la tolerancia» decía un comerciante de la zona. «Al Rey le vemos a veces paseando por aquí sin ningún protocolo». La prueba definitiva será si en el futuro el Rey o el primer ministro podrán seguir acudiendo a un acto público con la relajación que lo hacen en la actualidad.
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