Kerry y McCain, rivales unidos contra el aislacionismo de Estados Unidos

Una guerra les separó y otra les ha unido. El conservador John McCain nunca le perdonó al demócrata John Kerry que calificara de «crímenes de guerra» ciertas acciones del Ejército estadounidense en el conflicto del Vietnam, en el que ambos sirvieron y fueron condecorados. Ahora que los dos senadores están al final de sus carreras políticas, después de haber perdido sus respectivos asaltos electorales a la Casa Blanca, han unido fuerzas para evitar que Estados Unidos vuelva al aislacionismo que parece abrirse paso sobre todo entre los republicanos, pero también entre los demócratas. Kerry y McCain, de 67 y 74 años respectivamente, promueven el apoyo del Congreso el mantenimiento de la misión en Libia y creen que EE.UU. debe aprovechar la Primavera Árabe para preservar su influencia en el mundo.

McCain ha quedado casi como la única voz de peso entre los republicanos en defender el intervencionismo estadounidense allí donde lo exijan los intereses nacionales. No oboga por la presencia de tropas en Libia, pero sí mantener hasta el final la presión que la OTAN ejerce sobre Gadafi, por largo que pueda ser el conflicto. El cansancio por las guerras de Irak y Afganistán ha retroalimentado la actitud ya de por sí aislacionista del Tea Party, defensor de un EE.UU. pretérito, cuando apenas había impuestos, la autoridad federal se imponía poco sobre la de los Estados y el país apenas miraba más allá de sus fronteras.

Las nuevas hornadas de exitosos políticos republicanos ni tienen experiencia de las guerras previas ni conocieron la tensión de la guerra fría, lo que también afecta a los demócratas. Estos han tenido un historial más internacionalista, pero también entre ellos esta posición comienza a debilitarse. Hace diez días, 70 demócratas se unieron a 225 republicanos en la Cámara de Representantes para rechazar la autorización a Obama para prolongar la guerra de Libia. Kerry y McCain quieren revertir ese resultado en una votación que debe celebrar el Senado. La Casa Blanca, en cualquier caso, considera que no necesita ninguna autorización porque propiamente no ha lanzado ninguna guerra.

El mensaje de Obama sobre el comienzo de la retirada de Afganistán, instando a que los esfuerzos de EE.UU. se centren en el propio país para sacarlo de la crisis económica, sintoniza con una tendencia al aislacionismo que comienza a verse en diversos sectores. El discurso de despedida del ya ex secretario de Defensa, Robert Gates, en la sede de la OTAN, también transpiraba disposición a soltar amarras internacionalistas, según han destacado diversos observadores.

«Tendremos éxito con el tiempo, porque los acontecimientos demostrarán que estamos en lo correcto», afirma McCain. Aunque difieren sobre la velocidad de la retirada de Afganistán, McCain y Kerry se han coordinado para justificar el uso del poder militar de EE.UU. en el mantenimiento del orden mundial. También promueven inversiones estadounidenses en varios países del norte de Africa y Oriente Próximo. Juntos se han puesto en contacto con los opositores libios y han acudido con un grupo de empresarios a El Cairo.

«John y yo somos viejos luchadores que hemos seguido los mismos senderos con diferentes consecuencias», ha dicho Kerry. El demócrata llama «Johnny» a McCain, y el republicano «John Boy» a Kerry. Tras tiempo de recelos mutuos, hace unos veinte años su relación conoció un deshielo. Fruto de ello fue el ofrecimiento que Kerry hizo a McCain para que figurara en su ticket electoral de 2004 como candidato a la vicepresidencia, una propuesta que superaba la barrera de partidos y que se entendía por las posiciones no ortodoxas del republicano. La negativa de McCain y las críticas que éste recibió desde el bando de Kerry cuando en 2008 fue él el candidato a presidente enfriaron de nuevo la relación. Al final de sus carreras han encontrado una causa común.