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El teniente Carbonell y el desastre de Annual

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La Guerra de Marruecos tuvo a dos cordobeses como protagonistas: Julio Romero de Torres realizó el cartel de la Gran Corrida Patriótica en beneficio de las víctimas del desastre de Annual y el teniente Carbonell, al que en los 80 se le retiró una calle que se le dedicó

Día 24/07/2011

Hace noventa años, el 21 de julio de 1921 Alfonso XIII presidía la solemne entrada de los restos del Cid en la Catedral de Burgos. Ese día, en el Protectorado de Marruecos, en el inhóspito y accidentado terreno del Rif, se consumaba la probablemente más amarga derrota del Ejército español: Annual. Más de diez mil españoles murieron en combate o fueron torturados y asesinados al rendirse, pudriéndose sus cadáveres bajo el sol africano. En esta historia aparecen dos cordobeses, Julio Romero de Torres y el teniente Carbonell.

Romero de Torres hizo el cartel de la Gran Corrida Patriótica, celebrada en Madrid el 26 septiembre de 1921, a beneficio de las víctimas del desastre. Representa a una Dama de la Cruz Roja que, semiarrodillada y mirando al espectador, cubre con una bandera española a un soldado muerto. Intervinieron toreros como Belmonte, el Gallo y Sánchez Mejías. El cartel se conserva en Córdoba en el museo del artista, habiéndonos cedido la imagen su directora, Mercedes Valverde.

La Guerra de Marruecos, torpemente manejada por sucesivos Gobiernos, era contemplada por los españoles como un matadero, sin gloria alguna. Y aún en ese escenario surgieron héroes, como el comandante Benítez, defensor hasta el último aliento de la posición de Igueriben, cercana a Annual, o los jinetes del Regimiento Alcántara, que se sacrificaron para proteger la retirada de las diezmadas tropas. En ese elenco de héroes, surge para la ciudad de Córdoba el caso del teniente Carbonell. Era hijo de Carlos Carbonell y Morand, fundador y dueño de una importante empresa donde su vástago podía haber tenido un brillante puesto. Sin embargo, éste sintió la vocación militar, inspirado por familiares próximos que ocupaban puestos de responsabilidad en el escalafón castrense, y tras realizar los estudios militares fue destinado al Regimiento de Infantería La Reina, de guarnición en Córdoba.

Tras el desastre de Annual, un batallón de La Reina marchó al Protectorado y en él formó el teniente Carbonell. Cuando el batallón cumplió su estancia en el frente, Carbonell solicitó permanecer en Melilla y adscribirse al Grupo de Fuerzas Regulares, que combatían en primera línea. Eran los peores años de la guerra. Nuestros soldados trataban de recuperar el territorio perdido tras Annual y consolidar una línea de defensa de la zona de Melilla.

El 5 de junio de 1923 se produjo una batalla en torno a la posición de Tizzi Asa. 145 muertos, entre ellos el teniente coronel Rafael Valenzuela, jefe de la Legión, y 309 heridos por parte española y más de seiscientas bajas rebeldes dan idea de lo duro del combate.

Allí cayó el teniente Carbonell: primero fue herido en la cabeza y no consintió ser relevado, siguiendo al frente de su sección, luego volvió a recibir un segundo disparo que lo inmovilizaría y provocaría su muerte con solo 22 años el 9 de junio, día en que se rechazaban los últimos ataques rifeños. Su cadáver llegó a Córdoba el día 12. La ciudad, muy sensibilizada con la Guerra, le tributó un gran recibimiento. El funeral se celebró en su parroquia de la Compañía y sus restos fueron inhumados en el cementerio de la Salud. Poco después, su memoria recibió dos hermosas recompensas: el Gobierno le concedía la más alta condecoración por méritos de guerra, la Cruz Individual Laureada de la Real Orden Militar de San Fernando y el Ayuntamiento de Córdoba le dedicaba una calle, la última que sale a la Avenida de los Mozárabes, antes de llegar a la Avenida de América.

El gabinete municipal de Herminio Trigo, en los años ochenta del pasado siglo, en su afán por retirar los nombres de calles de personas vinculadas a la época de Franco, se llevó por delante la del teniente Carbonell, aunque no tuviera que ver con esa época. Debió bastarles que fuese militar y laureado para que su nombre mereciese un olvido del que hoy lo rescatamos.

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