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El escándalo salta a EE.UU. por el espionaje a víctimas del 11-S

El senador Rockefeller presiona para que la Administración Obama inicie una pesquisa

PEDRO RODRÍGUEZ

Las crecientes tribulaciones de Rupert Murdoch en Gran Bretaña amenazan con saltar el Atlántico y contagiarse a Estados Unidos, donde radican las principales propiedades del magnate multimedia. Ante las sospechas de que periodistas en la nómina de News Corporation intentaron realizar escuchas telefónicas de víctimas del 11-S, se están redoblando las presiones para que la Administración Obama inicie una investigación con posibilidad de sanciones.

El prominente senador Jay Rockefeller no ha dudado en exigir una pesquisa oficial para determinar si News Corporation ha violado las leyes de Estados Unidos. Según ha insistido el demócrata de Virginia de Occidental, habrá «consecuencias graves» si se demuestra que periodistas de Murdoch intentaron sobornar a funcionarios de la Policía de Nueva York para acceder a los teléfonos de víctimas del 11-S.

Entre los riesgos más evidentes que acechan al dueño de la cadena Fox, el Wall Street Journal y los estudios 20 Century Fox figura la cruzada de la Administración Obama contra las empresas que utilizan los sobornos para hacer negocios en el extranjero. En el caso de News Corporation, se estima que el ahora cerrado «News of the World» habría destinado unos 150.000 euros en concepto de sobornos en Gran Bretaña a cambio de información confidencial. Lo que contraviene el Acta de Prácticas Corruptas Extranjeras (FCPA), que considera un delito que cualquier empresa vinculada a EE.UU. pague sobornos para obtener negocios internacionales.

Un segundo frente de inquietud para Rupert Murdoch en EE.UU. es la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), la autoridad reguladora del sector audiovisual americano bajo cuya jurisdicción se encuentran las 27 estaciones de televisión que forman la cadena Fox. No es habitual, pero la FCC puede llegar a revocar licencias de explotación a tenor de convicciones criminales o por engaños demostrados a las autoridades.

Esta misma semana, un grupo de inversores liderados por el Amalgamated Bank de Nueva York se ha querellado por «conducta impropia» de News Corporation. El litigio entablado en Delaware —que se suma a otro sobre los términos de la compra de una productora propiedad de Elizabeth Murdoch, hija del magnate— insiste en que las revelaciones que llegan desde Londres no hacen más que demostrar la incapacidad de los ejecutivos y del consejo de administración a la hora de supervisar con efectividad las actividades de la compañía de Murdoch.

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