Suscribete a
ABC Premium

un año del mundial

Una celebración interminable

España nunca fue tan feliz como en aquellos dos días de fiesta en los que parecía que no importaba nada más

Una celebración interminable E. ALONSO

ENRIQUE YUNTA

Hubo unos días en los que todos los españoles fueron amigos, comprometidos y orgullosos de pasear por las calles con una bandera limpia de pensamientos e ideologías. España por encima de todo, una sola dirección, fiesta mayor por el desmesurado éxito en Sudáfrica que convierte ... la efeméride en un nostálgico recuerdo de esas jornadas en donde no existía nada más. Eso debe de ser la felicidad o lo más parecido , sonrisas para combatir los malos momentos del país, un respiro efímero que se prolongó justificadamente durante dos días de celebraciones escandalosas. Desde que Casillas alzó la copa, incontrolado en esa tarima que regaló una foto de coleccionista, hasta el memorable discurso de Pepe Reina a la orilla del Manzanares, todos los excesos fueron pocos. España, por fin, era campeona del mundo. España, por fin, saldaba cuentas con un deporte que tantos disgustos había dado.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia