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SEGURIDAD

La falta de medios obliga a cerrar el cuartel de Milladoiro varias horas

Durante 15 días solo hubo dos hombres de servicio para cubrir a los 47.000 vecinos de la demarcación. Sin cámaras de seguridad, la armería está al alcance de cualquier ladrón

La falta de medios obliga a cerrar el cuartel de Milladoiro varias horas MIGUEL MUÑIZ

E. P. RODRÍGUEZ-SOMOZA

El pasado 2 de julio, a las 22.40 horas de la noche, los dos únicos miembros de la Guardia Civil presentes en el cuartel de Milladoiro, próximop a Santiago, se veían obligados a abandonar su puesto para atender, bajo órdenes de un alto mando, una denuncia telefónica que se producía desde una casa en Santiago por posible robo. Según ha podido saber ABC, la falta de efectivos de la Policía Local llevó a este cuerpo a pedir refuerzos a la Central Operativa de Servicios (COS) de la Guardia Civil y esta, a su vez, reclamaba la presencia de los hombres en servicio del acuartelamiento recién inaugurado. A pesar de que comunicaron que tenían que dejar vacías las instalaciones, con armamento militar dentro, aún así recibieron la confirmación de que debían acudir a la llamada de emergencia

Durante varias horas, el cuartel dependiente de la compañía se mantuvo sin vigilancia alguna y sin poder ofrecer sus servicios a los más de 47.000 vecinos de la zona que cubren, y que comprende los municipios de Ames y Teo. Un ejemplo no aislado de la falta de medios técnicos y humanos con los que los 35 miembros del cuartel deben lidiar día a día. Datos que, por otro lado, afean al propio delegado del Gobierno en Galicia, Miguel Cortizo, quien, sin ir más lejos, el pasado martes afirmaba que «de ser cierto, rodaría alguna cabeza». Negaba así la denuncia realizada desde la Unión de Guardias Civiles de Galicia que le responden, ironizando, que «para que rueden cabezas le sobran hechos y solo le falta el cuchillo».

Tras quedar en evidencia que Santiago de Compostela no es una ciudad tan segura como quiso hacer ver Cortizo, una vez este diario tuvo acceso al acta que refleja un alarmante incremento de los delitos en esta Compañía del Instituto Armado; y en especial en su nuevo cuartel de Milladoiro, poca credibilidad ofrece el representante estatal para varios miembros de este cuerpo, que mantienen que las condiciones en las que se encuentran las instalaciones son deficientes en número de efectivos y material.

Por si esto fuera poco, el delegado sigue restando importancia a que en un mismo acuartelamiento haya ocho hombres de baja a día de hoy —llegaron a ser trece la semana pasada—, incluido el comandante de puesto, una razón de suficiente peso, apuntan desde la Unión-GC de Galicia, como para «intuir que algo falla». Si bien, lejos de poner remedio Cortizo se mantiene en sus trece, asegurando que «no se puede hacer demagogia». «De unas instalaciones impresentables, se ha pasado a unas de otro mundo», afirmaba tajante durante una visita esta semana a la nueva comisaría de Policía de Santiago de Compostela.

Armero a tiro de piedra

Con respecto a la seguridad del cuartel, el representante del Gobierno central en la Comunidad zanjaba la polémica con un simple «algunos tienen que dejar de disparatar y ser más serios». Pero si se trata de disparates el mejor ejemplo está en el interior de las instalaciones. Una cobertura de aluminio maquilla unas dependencias infrautilizadas de 2,5 millones de euros. Tal y como cifró Cortizo, constan diez chalecos antibalas, que hace una semana no se encontraban en el cuartel; no obstante, el problema se presenta con las tallas: todos son de la «M», o bien quedan pequeños o grandes. En cuanto a las linternas, de irse la luz o tener un problema con el cuadro eléctrico, el cuartel únicamente cuenta con tres unidades.

Lo que más preocupa a los efectivos destinados en Milladoiro es precisamente la situación de inseguridad en la que se encuentran. Sin cámaras que vigilen el interior y exterior del recinto, en el mismo cuarto en el que se recogen las denuncias de los ciudadanos y se lleva a los detenidos está el armero, cuyo único cierre se basa en un candado comercial de poco más de 1 euro y de fácil apertura; en su interior, armamento de guerra — dos fusiles y otros tantos subfusiles—. Como muestra, cabe destacar que las armas largas que le corresponden, doce en total, se encuentran en custodia de la Comandancia de La Coruña ante la falta de un lugar apropiado para su segura ubicación, en el mismo cuartel que tanto alaba Cortizo cuando tiene oportunidad.

Igual pasa con las taquillas. Algunos compañeros del cuartel han tenido que comprarlas de plástico, ante la escasez de las unidades; y misión imposible es para los miembros de esta demarcación montar un dispositivo de control y seguridad, puesto que carecen de señalización alguna para los controles de alcoholemia o rutinarios de tráfico.

La falta de personal, por mucho que el delegado se empeñe en negarlo es, según fuentes consultadas por este periódico, igual de alarmante. Así, no entienden como se puede tomar como algo normal que ocho miembros coincidan de baja. En esta misma dirección, apuntan que si los 35 agentes con los que cuenta el cuartel son insuficientes, tal y como recogen documentos internos en los que se piden refuerzos, más lo son los 27 que se mantienen activos, entre los que hay que descontar los que se encuentran de vacaciones y de días libres, dejando el cuartel con 21.

Turnos dobles

Ninguno se libra de hacer doblete, y alguno ha tenido que cubrir hasta once noches por falta de personal. Es más, durante 15 días del pasado mes de junio tan solo había dos agentes trabajando: uno dentro del cuartel, recogiendo las denuncias; y otro en la puerta, encargado de vigilar el perímetro. La situación se repetía en sus turnos de mañana, tarde y noche. En cuanto al horario nocturno, en el que la patrulla debe salir al menos con dos agentes, la situación impidió moverse a los miembros del cuartel de Milladoiro. Todo ello con el agravante de que en Teo, zona de cobertura de esta demarcación, hay solo dos policías locales por turno y no disponen de patrulla. Por todo ello, reiteran «la necesidad de que el Gobierno deje de mirar para otro lado y tome seriamente cartas en el asunto».

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