Fin de ciclo municipal

De la Barcelona sucia, gris y de espaldas al mar que se encontró Narcís Serra cuando cogió la vara de mando, pasando por la urbe olímpica de Maragall y, después, la Barcelona de Clos, que hizo que todos los rincones de Barcelona fueran Barcelona, a la que deja Jordi Hereu media un abismo.

Hereu fue nombrado Alcalde en sustitución de Joan Clos en el verano de 2006. Por su trayectoria municipal previa es conocedor como pocos de la maquinaria del consistorio y de la ciudad a pie de calle. Bajo su mandato se han hecho políticas muy potentes en materias sociales y a favor de los más desfavorecidos. Y todo eso, no sólo sin recortes en lo fundamental, sino que dejando unas finanzas municipales muy saneadas. No obstante, la interconectividad de la política es innegable y al gobierno de Barcelona le ha tocado pagar errores propios, pero también asumir una buena parte del descalabro de la socialdemocracia europea y española.

Ahora, los ciudadanos han decidido que es el turno de CiU con Trias a la cabeza —que ostentará el triste honor de ser el alcalde con menos apoyos en la historia de la democracia de la ciudad—. Quizás con sus antecesores comparta la pasión por Barcelona, pero nada más. Barcelona nunca fue una prioridad para el nacionalismo. Hay que desearle suerte. Al fin y al cabo su éxito será el éxito de los barceloneses y eso es lo importante.

Bernando Fernández es miembro del Consejo Nacional del PSC y ex diputado.