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corazón de león

ADIÓS A LA CULTURAL

VICENTE ÁNGEL PÉREZ

HAY malvados que también culpan a Zapatero del desastre de la Cultural, el histórico equipo de fútbol de la capital leonesa fundado en 1923 y devenido en una vulgaridad que se precipita domingo tras domingo por los infiernos de la Segunda B. Lucubran los buscadores de manos negras que algo más que casualidad y Ronaldinho hay detrás del éxito del Barça catalán y de la desgracia del Madrid centralista desde que Zapatero llegó a La Moncloa. Y trasladando a León las sospechas, se preguntan con maledicencia si la ruina deportiva del «equipo del régimen», o sea, la Cultural del Nuevo Estadio Antonio Amilivia, en contraposición con el ascenso fulgurante de la Ponferradina del modesto estadio «El Toralín», no habrá sido cocinada en los fogones de «la bodeguilla».

No menos maquiavélica es la explicación que al desastre del fútbol capitalino le encuentran los ciudadanos pesimistas que piensan que León es una ciudad de segunda por mucho que la quieran vestir con museos de primera que luego se llenan de banalidades, con aeropuerto de primera que no se llenan ni con aviones ni pasajeros, y con un estadio de primera vaciado de espectadores y por donde deambulan unos directivos, unos jugadores y unos entrenadores de tercera. Y a Tercera parece abocada esta Cultural y con ella el fútbol de la ciudad; o sea, a su desaparición.

Interpretaciones aparte, para los aficionados capitalinos lo más hiriente del asunto es que haya sido la Ponferradina quien le asestara, el pasado domingo, la puntilla en el mismísimo «Antonio Amilivia» y que la próxima temporada, cuando quieran ver fútbol de Segunda tendrán, probablemente, que acercarse a Ponferrada. Y para disfrutar de fútbol de Primera, habrán de viajar a...Valladolid. ¡Demasiado para el cuerpo leonés! En este último caso quizás haga oír su voz ese cargo socialista que ha pedido a la Junta que ponga autobuses gratis a los leoneses que quieran ver a los Rolling Stones el 14 de agosto (largo se lo fían a Mick Jagger) en el estadio de Zorrilla. Argumenta el hombre que, como es costumbre, la Junta de Castilla y León ha barrido para casa (o sea, Valladolid) al elegir la sede del concierto y que debe pagarlo en billetes de autobús y bocadillos para los discriminados y sufridos leoneses. Zapatero no tendrá culpa alguna, pero que León se queda sin fútbol como Salamanca se quedó sin Archivo, lo saben hasta en Cataluña. Eso sí, ahí continuarán el estadio, el museo, el aeropuerto y tantos envoltorios de papel de primera, e incluso los cinco minutos de gloria en TVE cuando se celebre aquí otro consejo de ministros, para que directivos y políticos puedan lavarse las manos y descargar en el ciudadano la culpa de que León siga siendo ciudad de Segunda B. Y bajando...

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