San Sebastián, capital política 2016

«La designación de San Sebastián es muy importante para la normalización política que ya se vislumbra en Euskadi». La coalición Bildu, recién llegada al juego de los demócratas, será la encargada de administrar y rentabilizar la muy jugosa designación de San Sebastián como capital europea de la cultura 2016, que se aventura más política que nunca. Un jurado compuesto por seis técnicos del Ministerio de Cultura y siete «expertos» europeos premió a la bella ciudad donostiarra rompiendo casi todas las quinielas rehechas después de que la «izquierda abertzale» radical tomara el control, el pasado día 11, de su Ayuntamiento. Pero San Sebastián y sus «olas de energía ciudadana» se impusieron a Burgos, Córdoba, Las Palmas, Segovia y Zaragoza y compartirá título con la ciudad polaca de Wroclaw.

De hecho, la gran incógnita previa a las votaciones —y que hoy se mantiene— fue cómo puede representar a España un equipo municipal que no se siente español y rechaza abiertamente la enseña nacional y la figura del Rey, cuya efigie retiró sin ningún remilgo del Consistorio. «Yo represento a una ciudad europea», vino a replicar el regidor, Juan Carlos Izaguirre, intentando zanjar así las suspicacias de algunos. Al Ministerio y al resto del jurado pareció convencerles el mismo alcalde quien, parapetado por unas siglas avaladas por el Constitucional, sigue sin condenar el pasado de terror de una banda que ha masacrado con especial dureza a la «bella Easo», donde centenares de personas viven aún hoy amenazadas y escoltadas por culpa de ETA.

Bildu, que ayer lo celebró a lo grande en la madrileña plaza del Rey, pilotará así la nave hacia 2016 con la vista puesta en una meta tan infinita como etérea: la consecución de la paz y la convivencia. Su compromiso, a priori, es respetar el proyecto inicial auspiciado por el anterior equipo, y en el que tiene cabida expresiones como el «conflicto vasco», equiparando a unos y otros como víctimas. Como muestra, un botón: se pretende realizar una gran cadena humana, «si las condiciones políticas y metereológicas lo permiten», que una las dos localidades donde fueron asesinadas las primeras «víctimas del conflicto», en el año 1967. A saber: el guardia civil José Pardines y su verdugo etarra, abatido horas después por la Policía.

Exposiciones sobre la violencia en la historia del arte y «semilleros de paz» en lugares tan emblemáticos como Guernica conformarán algunos de los actos centrales que se desarrollarán a partir del próximo año. Conceptos tan etéreos como la paz, la convivencia y la «reconciliación» fijarán el debate «cultural», que llama a la «rebeldía cívica» contra cualquier forma de exclusión y violencia. San Sebastián, liderada desde ahora por Bildu, se ha puesto por delante el exigente reto de usar la cultura para «avanzar hacia un clima de concordia cívica desde la que establecer la arquitectura emocional del futuro».