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El gobierno venezolano admite que Chávez «batalla por su salud»

El país se convierte en un hervidero de rumores sobre los achaques del presidente

El gobierno venezolano admite que Chávez «batalla por su salud» REUTERS

LUDMILA VINOGRADOFF

La enfermedad del presidente Hugo Chávez, hospitalizado en La Habana después de ser operado de un «absceso pélvico» el pasado 10 de junio, ha generado preocupación y no pocas incógnitas sobre su verdadero cuadro clínico y fecha de retorno a Venezuela. El ministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro, señaló el pasado viernes a los medios de comunicación que «la batalla que está dando el presidente Chávez por su salud tiene que ser la batalla de todos, la batalla por la vida, por el futuro inmediato de nuestra Patria». Al mismo tiempo, el diario «El Nuevo Herald», que se basa en informaciones de la Inteligencia de Estados Unidos, señala que Chávez se encuentra «en estado crítico», aunque no confirmaron los rumores sobre un eventual cáncer.

Sin embargo, el ministro de Comunicación, Andrés Izarra, negó ayer las informaciones publicadas por el periódico de Miami. «No se hagan eco de la canalla. El comandante se está recuperando bien de su operación», escribió en su cuenta de Twitter.

El caso es que su prolongada ausencia y la falta de información oficial detallada han levantado especulaciones de todo tipo y el desconcierto de los venezolanos sobre quién o quiénes están gobernando el país y qué pasaría si resulta incapacitado para seguir gobernando.El único dato oficial facilitado fue el de la sencilla operación por una infección en la pelvis, con una pronta recuperación y regreso el 24 de junio para conmemorar la batalla de Carabobo. Pero, como no fue así, el vicepresidente Elías Jaua anunció que Hugo Chávez regresará el 5 de julio, fecha de la independencia nacional.

Su hermano Adán

Su hermano Adán Chávez, gobernador del Estado Barinas, prolongó el eventual retorno hasta «dentro de diez o doce días», posterior a la fecha patria del 5 de julio, para la que se había preparado un desfile con aviones rusos «Sujoi» que lo recibirían como a un héroe. Si no regresa a Caracas ese día, verá el espectáculo por satélite desde La Habana. Adán aseguró, en concreto, que «en pocos días, diez o doce, el presidente estará por acá. Lo importante es la recuperación. Es un hombre fuerte, con gran corazón y una mente poderosa que influye en la recuperación». Los lectores se preguntan si un simple «forúnculo» pélvico necesita de una «mente poderosa» para recuperarse.

En su ausencia Venezuela vive varios frentes económicos y sociales graves, y hay quienes consideran que la enfermedad del mandatario lo salva de responsabilidades. La inseguridad personal y la crisis de la cárcel de Rodeo I y II han destapado una olla putrefacta que le salpica ahora y en el futuro.

Venezuela vive el colapso de su sistema eléctrico. La población está sometida a cortes de luz, y el descontento y las protestas son el pan de cada día. Además, la inflación y la merma de salarios, las expropiaciones y la pérdida de la propiedad privada ponen en cuestión la revolución chavista. Hay quienes piensan que esta enfermedad sirve para tapar o minimizar los problemas.

Puro teatro

El politólogo izquierdista opositor Américo Martín analiza la enfermedad de Chávez desde el punto de vista de la conveniencia teatral y de sus consecuencias políticas. «Primero, si no hay tal enfermedad, todo es un ardid con fines electorales (los comicios están previstas para finales de 2012). Segundo, si el diagnóstico es de pronóstico reservado, la enfermedad es grave o terminal, entonces los aspavientos sobre su regreso triunfal son apenas un esguince para ganar tiempo». «La sustitución de Chávez es muy difícil porque así lo quiso un movimiento creado alrededor de un personaje al que se le confiere la naturaleza de los dioses. Por tanto, como no hay ni puede haber sucesión inmediata, lo procedente sería distraer al país mientras se decide qué hacer», asegura Martín a ABC.

El analista Carlos Blanco considera que la enfermedad muestra la vulnerabilidad del mandatario. «No se sabe si son los antibióticos o los calmantes. Lo más importante es su repercusión en las filas del chavismo. El caudillismo militarista, de tanto concentrar, el poder impide el relevo ordenado. Para el régimen, sin Chávez, la nada», señala a este periódico.

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