La División Azul, al cine

Desplegada por el régimen del general Franco, estaba constituida por 18.000 soldados. Con guión de Nicolás Saad basado en la quinta y alabada novela de Ignacio del Valle, «El tiempo de los emperadores extraños», y protagonizada por Juan Diego Botto y Carmelo Gómez —convertidos en lo más parecido a Sherlock Holmes y Watson—, la fotografía de Alfredo Mayo y los efectos especiales de Reyes Abades, el equipo ha rodado desde 21 de febrero en Lituania —a 20 grados bajo cero— y en los estudios de la Ciudad de la Luz (Alicante).

Botto es un ex policía profesional de la República, mientras que Gómez interpreta a un sargento falangista. «Todos los personajes viven con una simbólica soga al cuello, tambaleándose en la frontera intangible entre la vida y la muerte; están en medio de una guerra que está a punto de acabar. Se mueven en un paisaje helado en el que reina la soledad, lo que se refleja en su estado emocional: aparentemente son fuertes, pero si se les mira detenidamente puede verse lo frágiles que son en realidad», comenta el director en plena posproducción.

¿Dónde está el «thriller» que nos ofrece Herrero? Un dato, la primera escena: frente ruso. Mitad de la Segunda Guerra Mundial. «En el centro de un lago aparecen varias cabezas de caballos congeladas. Junto al hallazgo, el cadáver de un soldado de la División Azul y una inscripción: "Mira que te mira Dios"».

«Al buscar información añadida que siempre se precisa para hacer una película, en este caso sobre la División Azul, el mejor texto que encontré lo escribió Torcuato Luca de Tena. Así comienza una investigación sobre el que posteriormente se descubrirá como un asesino en serie», confiesa Gerardo Herrero.