Hazte premium Hazte premium

EL TEMBLEQUE DE ÓSCAR LÓPEZ EN SU ESCAÑO

EN CURSIVA

TIEMBLA que te tiembla. El escaño de Óscar López se convirtió ayer en una mecedora improvisada. De hecho, era el único que se movía sin parar. O la butaca extrañaba el peso de Ana Redondo y se rebelaba, o era él el que no acababa de adaptarse a su nuevo sillón pese a ser más cómodo y amplio que el del Congreso. En definitiva, no se le veía cómodo. Incluso cuando se levantaba a depositar su voto, sus gestos y andares eran más propios de una persona tímida, que del líder político que es. Y es que ha vivido tres años apartado de la actividad parlamentaria regional y eso se nota. Pareciera que entra a disgusto y con ganas de volver a Madrid, y eso también se nota. Quizá no tuvo un buen día y se veía raro, o quizá le afectara demasiado que Herrera no le saludara, —como sí hizo con los representantes de IU y UPL—, y que encima luego se fuera a comer con Zapatero a un pueblo de Zamora. Sea como fuere, López trasladó inseguridad, pese a ser un político firme y decidido, y demostró que le quedan muchas horas de Parlamento autonómico y muchos kilómetros de Comunidad por recorrer para moverse igual que lo hace en la Cámara Baja.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación