CC y el PSOE corren contra las islas occidentales para cerrar su pacto
Ante la fecha clave del próximo sábado, el panorama que se dibuja en ayuntamientos y cabildos no ayuda a concretar la idea de Rivero y Ferraz
R. C.
Prisas, nervios y más prisas. Es lo que se percibe entre los negociadores que impulsan el pacto entre Coalición Canaria (CC) y el Partido Socialistas (PSC-PSOE) para el Gobierno regional, que se reúnen hoy otra vez con luz y taquígrafos para tratar de frenar, ... desde arriba hacia abajo, las complicaciones que tiene este acuerdo cuando se lo pone sobre el peculiar terreno canario.
Sucede que lo que resultó fácil atar en Madrid entre Ana Oramas y los portavoces socialistas para dar aire al Gobierno de Zapatero, no aparece tan sencillo a la hora de concretar en el Archipiélago. Pese a la orden dada por la dirección federal del PSOE, buena parte de los socialistas tinerfeños, palmeros y herreños se resisten a que no se tenga en cuenta la realidad política de cada territorio.
El mundo de los pactos se ha vuelto tan enrevesado estos días que quienes ruegan e insisten por la obediencia a Madrid son los propios nacionalistas de Paulino Rivero, que ven en el éxito de la intervención desde la calle Ferraz su principal baza política. Es en el seno de un partido que en otros tiempos ha sido tildado de «sucursalista», como el PSOE, donde se advierten, por el contrario, las mayores ansias de no acatar la imposición que llega desde la capital de España.
Aunque se diga públicamente que los negociadores que hoy se verán las caras en un hotel frente a la playa de Las Canteras se dedican a diseñar las líneas centrales de la futura acción de gobierno, lo cierto es que, con el tamaño que ha alcanzado la sublevación de los socialistas de las islas occidentales, hay cosas más urgentes de qué hablar, ya que de sofocar estos conatos depende la buena salud de la idea de ejecutivo que comparten Paulino Rivero y Ferraz, para salvación política de José Miguel Pérez.
Es, precisamente, la presunta falta de autoridad de Pérez ante la mayoría de sus compañeros de partido de la provincia occidental —excepción hecha de La Gomera, que aspira a recibir a cambio un consejero— lo que ha hecho correr versiones de todo tipo. Incluso, de la necesidad de nuevos refuerzos enviados por la federal socialista. Así como el Día de Canarias fue imprescindible el concurso de Gaspar Zarrías y Antonio Hernando para acallar a los rebeldes, ahora cobra fuerza la especulación acerca de una visita relámpago a La Palma de José Blanco, vicesecretario general de los socialistas, que consiga lo que Pérez no ha logrado todavía: disciplinar a quienes ven en el PP el mejor aliado para su futuro.
Mientras, la cuenta de municipios con pactos PP-PSOE cerrados no hace más que crecer sin cesar —ayer se agregó Granadilla de Abona—, a la vez que se vuelven a producir acuerdos que dejan fuera el PSOE de otras administraciones, como en el caso de Telde, donde hoy se hará oficial la entente PP-Ciuca-CC que dejará sin poder también a Nueva Canarias.
Combinaciones en contra
Resulta a estas alturas, a cuatro días de constituirse los ayuntamientos, muy llamativo que en los municipios se estén anunciando pactos de todo tipo y con todas las fuerzas del arco político, menos entre las dos que se supone que van a regir los destinos de la Comunidad Autónoma los próximos cuatro años. Cada acuerdo que no sea entre CC y el PSOE es un obstáculo más para la idea de Rivero de ser presidente y de Pérez de acompañarlo como segundo de a bordo.
Por eso, los casos de Telde, de Granadilla de Abona o de San Miguel —además de los ya anunciados del Cabildo de Lanzarote y el de Gran Canaria— van cerrando las puertas al derrame que se preveía desde lo más alto de las instituciones. En ninguno de ellos se produjo la suma CC+PSOE, lo que agrega un elemento de desconfianza a estos dos actores. Solo puede contarse como caso similar el del Cabildo de Fuerteventura, donde Mario Cabrera (CC) anunciará en las próximas horas un acercamiento al PSOE que le mantendrá —al revés que en estos últimos cuatro años, en que su socio fue el PP— en el sillón más importante de la corporación insular.
Atados pero no tanto
Mientras la anécdota política del día era que la web del Parlamento de Canarias daba a CC no los 21 diputados a los que empata con el PP sino los 20 que resultan de descontar el herreño de la AHI, Soria insistía no sin malicia en que sus representantes en la Cámara le son completamente fieles, para insinuar que no sucede lo mismo entre los nacionalistas.
Es que si a esos 20 de CC se le restan también los dos del CCN —ya han dado varias muestras de que piensan comportarse como un bloque aparte—, Paulino Rivero solo contaría con 18 diputados propios. Más raro sería que su grupo parlamentario se redujese a solo 14, si los palmeros se sienten desplazados del poder en su isla y culpan de ello al exalcalde de El Sauzal.
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