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Antonio Carmona: «Hace falta un flamenco más internacional»

El músico publicasu segundo disco en solitario, «De noche», más reflexivo y latino

JULIO BRAVO

A Antonio le gusta componer de noche; «de día mi casa está llena de gente, y parece que en el silencio suenan mejor los instrumentos». No es extraño, por tanto, que haya titulado su nuevo disco «De noche» (Universal). Es su segundo trabajo en solitario desde la disolución de Ketama, y en él se aleja un tanto del flamenco para abrazar otras influencias. «Es un alejamiento natural, no premeditado. En los últimos meses he viajado por Cuba, la India y Egipto, y esos tres países me han inspirado mucho para este trabajo. “Ari Ari”, por ejemplo, llegó durante una travesía en barco por el Nilo. Lo cantaban los nubios y yo lo he tomado como estribillo».

Hace unas semanas que estuvo en Colombia y estos días viajó a Dakar para participar, junto a Youssou N'Dour en el Festival Afroflamenco, que se celebra en la capital senegalesa. Y espera con ilusión su encuentro en el festival de Perelada con Quincy Jones y la producción de un single de Rosario Flores, un proyecto con Médicos sin Fronteras en el que también participa Juan Luis Guerra. «Son regalitos», dice feliz. «Soy como el Marco Polo del flamenco, siempre tratando de conquistar nuevos lugares. Me encanta el flamenco puro, pero lo mío no es un flamenco ortodoxo, soy una persona muy abierta musicalmente y eso se refleja en mi trabajo».

No es raro, por lo tanto, que en «De noche» haya colaborado con dos artistas que admira, Nelly Furtado y Concha Buika. Con la primera canta «Camino de los sueños» y con la mallorquina, «Las cuarenta», un tango que está entre lo mejor del disco. Además, ha contado con la producción del argentino Gustavo Santolalla, un reconocido renovador del tango y compositor de bandas sonoras, que ganó el Oscar por su música en «Babel» y «Brokeback Mountain». «Su trabajo ha sido extraordinario, y me han acompañado unos musicazos fantásticos, que tocan con una gran frescura. Gustavo y yo defendemos ideas similares, él en el tango y yo en el flamenco».

La influencia latina está muy presente en este disco; todo pasado por el tamiz personal de un músico que tiene, como sellos de identidad, «mi guitarra, mi forma de tocar, mi cajón y mi voz». Es, también, asegura, un disco más reflexivo que los anteriores. «Es algo que tiene que ver con el momento que estoy viviendo. Me gusta recapacitar, dar mensajes en las canciones; que tengan conciencia, sentido las letras».

Atrás quedaron ya —«afortunadamente»— los tiempos en que, como líder de Ketama, se le tachó de hereje dentro del flamenco ortodoxo. «Nuestra raíz siempre estará ahí, pero es imposible no absorber toda la música que se escucha hoy en día; y eso es lo que hicimos, pasar todas esas influencias por nuestra personalidad. Yo creo que el flamenco no se ha modernizado, a mí no me gusta esa música “acalorrá” que se oye tan a menudo. Creo que hace falta un flamenco más internacional».

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