Los otros Grimaldi, del circo a la corte
Una niña en la línea de sucesión al Trono británico, una nadadora con aspiraciones olímpicas, un fanático del fútbol y un par de hijos ilegítimos son las caras desconocidas de la Familia Real monegasca
MARTÍN BIANCHI
La presentación de las colecciones crucero de Chanel es la excusa perfecta para que las celebrities se dejen caer sin poner en riesgo su aura de glamour y misterio. Y algo tiene que ver con ello que el anfitrión de estos desfiles ... en plein air sea el esquivo Karl Lagerfeld, quien cada año elige un destino exótico diferente —un hangar del aeropuerto de Santa Mónica, las playas del Lido de Venecia o las callejuelas de Saint Tropez— para sus shows de precolección.
El mes pasado, el «Káiser» optó por los jardines del mítico Hotel du Cap-Eden-Roc de Cap d' Antibes, en el corazón de la Riviera francesa, como escenario para desvelar su colección 2012. Allí estaban la actriz Blake Lively —nueva cara de la maison del número 31 de la rue Cambon—, la cantante Vanessa Paradis o socialités en alza como Poppy Delevinge y Caroline Sieber. Pero entre todas ellas destacaban la Princesa Carolina de Mónaco y su hija más pequeña, Alexandra de Hannover. Algunas actrices americanas que compartían front row con la niña, vestida con unos pitillos blancos y una blusa negra, ni siquiera sabían que esta chiquilla es Su Alteza Real y que en sus venas corre más sangre azul que en toda la saga Grimaldi.
Una Hannover en la familia
Y es que aunque los hijos mayores de Carolina de Mónaco, los mediáticos Andrea, Carlota y Pierre, han sabido convertirse en la imagen más rutilante de la vida monegasca, la Princesa Alexandra, fruto del matrimonio de la hija mayor de Raniero con Ernesto de Hannover, es la única que puede presumir de blasones.
Alexandra Carlota Ulrike Maryam Virginia de Hannover y Cumberland goza de títulos nobiliarios que su familia materna no imaginó conseguir ni en sueños. Gracias a su padre, primo de la Reina Isabel II de Inglaterra y descendiente directo del monarca británico Jorge III y del emperador alemán Guillermo II, la hija de Carolina es Princesa de Hannover, Duquesa de Brunswick y Lunenburgo y Princesa Real de Gran Bretaña e Irlanda (estos dos últimos títulos ya no son reconocidos por la Corona británica).
Aficionada al patinaje artístico, Alexandra no sólo ocupa la quinta posición en la línea de sucesión al trono de Mónaco, sino que además está incluida en la línea sucesoria del Trono británico —en el puesto 407— gracias a su parentesco con los Hannover, poseedores del Ducado de Cumberland, un título que se creó en 1644 para los miembros más jóvenes de la Familia Real de Reino Unido.
Sus primos, Pauline y Louis Ducruet, hijos de la Princesa Estefanía y del guardaespaldas Daniel Ducruet, no tienen títulos y muchos menos antepasados ilustres del Almanaque de Gotha. De hecho, su abuelo paterno, Henri, era un obrero y su padre pasó por varios trabajos temporales como dependiente de tiendas y vendedor de pescado antes de ingresar en las fuerzas de seguridad de los Grimaldi. Tras la ruptura con Ducruet, y durante los años que Estefanía mantuvo una relación con el empresario circense Franco Knie, los niños se criaron entre caravanas y domadores de fieras. Fue allí, en la pista del Gran Circo de los Hermanos Knie, donde Pauline descubrió su pasión por la gimnasia y el salto de trampolín. Ahora compite profesionalmente en este deporte, en el que aspira a concursar en los Juegos Olímpicos de 2012 con el apoyo de su tío Alberto, uno de los miembros más influyentes del Comité Olímpico Internacional.
Pasión por el deporte
Louis Ducruet también es un gran deportista, aunque lo suyo es el fútbol. Hincha del AS de Mónaco, un equipo de segunda línea, el tímido hijo de «la princesa rebelde» evita la pompa de los actos oficiales aunque es una cara familiar en el partido de fútbol que organiza cada año el Príncipe Alberto en vísperas del Gran Premio de Fórmula 1. Pese a que la prensa rosa insiste con su bajísimo perfil, Louis es un enfant terrible en potencia tal como lo demuestran unas fotos filtradas en internet de sus fiestas en Jimmy'z, uno de los clubes de moda de Montecarlo.
La hija más pequeña de Estefanía, Camille, vive en el anonimato total. Pese a que la Princesa nunca oficializó el nombre del padre (ni siquiera en el certificado de nacimiento), la prensa logró confirmar que la niña de 13 años es hija de Jean Raymond Gottlieb, otro guardaespaldas de la más indomable de los Grimaldi. Según las leyes más recientes del principado, aprobadas en 2002, Camille es una vástaga ilegítima que no puede heredar la corona de Mónaco, dado que sus padres nunca se han casado.
Los hijos de Alberto
Pero en la saga de los nuevos Grimaldi hay otros dos jovenes que tampoco pueden reclamar el trono. Se trata de los hijos ilegítimos del príncipe Alberto: Jazmin Gracia, fruto de una breve relación del monarca con la agente inmobiliaria norteamericana Tamara Rotolo, y Alexandre, un niño que nació tras una aventura de «alto vuelo» con una azafata togolesa de Air France.
El Príncipe Alberto reconoció primero a Alexandre, de 9 años, en 2005. El comunicado oficial emitido por el abogado de la familia principesca, Thierry Lacoste, fue la comidilla de Montecarlo. Un año después, reconoció a Jazmin, de 19 años. En una entrevista al periodista Larry King, en 2006, el soberano aclaró que estos niños no podrán reinar, aunque recibirán una parte de su herencia personal, estimada en más de 1.000 millones de euros. Quizá ese sea el precio de no poder ser parte del clan de los Grimaldi.
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