Charles Moore: «Un diario se define por sus valores»
«Debemos ser una guía fiable para explicar este mundo complejo a hombres y mujeres educados», afirma el prestigioso periodista británico
BORJA BERGARECHE
Cuando entró en «The Daily Telegraph» en 1979, la industria periodística se derrumbaba en la Gran Bretaña pre-Thatcher. Al abandonar la dirección del diario en 2003, el gran diario conservador británico empezaba a poner en marcha la que sería la mayor operación de integración ... de redacciones papel-digital del sector, que sería luego imitada por la mayoría de periódicos, y que devolvió al rotativo londinense a la vanguardia informativa en la era digital. Entre ambos momentos, Charles Moore (Hastings, 1956) ha dirigido con éxito «The Spectator» (1984-1990), uno de los semanarios políticos más influyemtes del Reino Unido, el «Sunday Telegraph» (1992-1995), y entre 1995 y 2003 la edición diaria del periódico en el que inició su carrera. Ahora colabora con estos diarios y trabaja a tiempo completo en la biografía autorizada de Margaret Thatcher.
—¿Qué reacción le produce recibir este premio?
—Para mí es un honor recibir un reconocimiento así de un gran diario como es ABC. En mi periódico siempre hemos visto a ABC como el «Daily Telegraph» español. Creo que los dos somos viejos periódicos de calidad, que siguen vendiendo a una audiencia de miles de personas después de mucho tiempo. Además, me siento muy honrado de ser el primer anglosajón que recibe el Luca de Tena desde que el premio fue internacionalizado.
—Está bien que los periodistas nos premiemos unos a otros, ¿pero cree que las sociedades a las que servimos nos valoran igual?
—Vivimos tiempos muy difíciles para el periodismo, por razones obvias vinculadas a la crisis de modelo en nuestra industria. Pero la importancia de la información y nuestra tarea como periodistas siguen siendo la misma. La gran paradoja es que el modelo de negocio se resienta tanto en un momento histórico en que los diarios en inglés, o en español, tenemos una audiencia global y podemos llegar a más lectores que nunca. Esta paradoja constituye el reto al que nos enfrentamos. Y si eres un periodista de mediana edad como yo, eso significa esforzarte cada día por adaptarte y mejorar lo que hacemos.
—¿Cómo definiría el rol de «The Daily Telegraph» en la Gran Bretaña actual?
—El Telegraph es el diario conservador independiente más importante del Reino Unido. Y digo conservador con «c» minúscula. Tenemos una larga tradición de ser el diario de calidad de mayor tirada. Aspiramos a los más elevados estándares en la información para cumplir con nuestra misión: ser útiles y ayudar a entender el país y el mundo en el que vivimos a hombres y mujeres educados del centro social. Por eso, la confianza es un factor clave en nuestro negocio, a diferencia de otro tipo de medios. Vivimos tiempos de mucha confusión por la crisis financiera, la amenaza terrorista, los grandes cambios en la población… y «The Daily Telegraph» debe seguir siendo una guía fiable en este mundo complejo.
—Fueron pioneros en integrar sus redacciones. ¿Cómo valora las decisiones tomadas?
—En efecto, tomamos la decisión de tener una edición digital antes que nuestros competidores, a finales de los 90. Y después integramos nuestras redacciones para que nuestros periodistas trabajen para internet y para la edición impresa. Y la estrategia ha funcionado. Todavía es muy difícil generar grandes ingresos online, pero el «Telegraph» gana bastante dinero con su sitio web. En todo caso, un periódico no se define por la manera física en que produce sus contenidos, sino por las noticias y los valores que lleva a sus lectores. El medio puede cambiar, pero el carácter permanece. Es importante que la gente tenga una idea clara de lo que eres para que se conviertan en tus clientes. En marketing le llaman «branding». Yo le llamo carácter. Y nuestro carácter está en la información. La transición a este nuevo escenario en la redacción ha sido dolorosa, como todas, pero ha merecido la pena.
—El «Telegraph» acaba de sacar su nueva aplicación para iPad…
—Para mí es un mundo todavía desconocido, pero siempre he estado a favor de las transformaciones tecnológicas. Cuando entré en el «Telegraph» en 1979, los periódicos eran percibidos como una industria moribunda. Teníamos muchos problemas con los sindicatos, hasta que las reformas de la era Thatcher nos ayudaron a crecer. Ahora que volvemos a tener problemas, muchos vuelven a decir que los periódicos nos estamos muriendo, pero en realidad se refieren al objeto físico, porque las oportunidades para nuestra industria son mucho mayores ahora que cuando me incorporé al periódico.
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