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el futuro del partido socialista

Rubalcaba, candidato por aclamación

PAULA DE LAS HERAS

Alfredo Pérez Rubalcaba y José Blanco tenían una 'hoja de ruta' y han conseguido llevarla a cabo de manera arrolladora. El Comité Federal del PSOE dio este sábado un cheque en blanco al vicepresidente primero del Gobierno para que tome las riendas del partido y trate de salvarlo del hundimiento en las elecciones generales de 2012. Aún no ha sido proclamado candidato, pero a todos los efectos, su nombramiento está hecho. Y será oficial el día 18.

Ni una sola voz se alzó hoy en contra del acuerdo alcanzado el viernes por los secretarios generales del partido y José Luis Rodríguez Zapatero en un intento de apagar el fuego originado por la necesidad de cumplir la cacareada promesa de convocar unas elecciones primarias; el empeño de la ministra de Defensa, Carme Chacón, en presentarse como alternativa; y el golpe de mano de los 'barones', que amagaron con pedir un congreso extraordinario para cortarle el camino.

Habrá, formalmente, primarias. Pero serán un puro trámite. Rubalcaba será aspirante único porque ni siquiera aquellos que, 'a priori', habían mostrado su simpatía hacia Chacón se abstuvieron de alabarlo y de calificarlo como «el mejor». Tomás Gómez afirmó que cuenta con el apoyo de todos los socialistas madrileños. José María Barreda afirmó lo propio de los castellano-manchegos. Y el líder de los socialistas andaluces, José Antonio Griñán, incluso le pidió que vaya «cuanto antes» a Andalucía, que es la primera comunidad autónoma que celebrará autonómicas tras la hecatombe del 22 de mayo.

Algunos, sin embargo, ejercieron el derecho al pataleo tras tragar disciplinadamente el sapo. Una cosa es que todos estén dispuestos a cerrar filas en torno a Rubalcaba, y otra que se sientan satisfechos con el modo en el que se le ha elegido para su designación. El asturiano Javier Fernández admitió, según algunos de los dirigentes presentes en la reunión, estar más a gusto con la persona que con el método. Y ni el líder del PSM ni varios dirigentes de la corriente minoritaria Izquierda Socialista, ocultaron que les habría gustado celebrar unas primarias en toda regla.

Al propio José Luis Rodríguez Zapatero no le quedó más remedio que justificar su viraje y renuncia a la prometida neutralidad activa. Alegó en su última intervención, y en respuesta a las someras críticas escuchadas, que la situación actual no recomendaba otra cosa. Lo cierto es que no era eso lo que pensaba el domingo de la derrota electoral. Y tampoco el lunes, cuando presidió la reunión de la Ejecutiva. Las cosas se torcieron cuando el 'lehendakari', Patxi López, reclamó el martes, en nombre de su ejecutiva, la celebración de un congreso extraordinario para no limitarse a discutir de personas y hablar del proyecto que necesita elaborar el PSOE. Esa apuesta, secundada por otros 'barones', habría exigido la dimisión de Zapatero como secretario general y, según no pocos dirigentes, le habría obligado a adelantar elecciones.

Dirigido o no por Rubalcaba -que hoy presumió de no haber hecho ni un gesto hasta ahora y de haber «respetado los tiempos y las formas»- el movimiento fue clave para que prosperara el plan que tanto tiempo llevaban pensando él y el vicesecretario general del partido, José Blanco. Mucho tiempo. «Desde antes incluso de que José Luis Rodríguez Zapatero lo anunciara», como admitió en su discurso el ministro del Interior, que, implícitamente, hizo al presidente del Gobierno copartícipe de la 'jugada'.

Satisfacción

El número dos de los socialistas, por su parte, no tuvo ningún problema en exhibir su satisfacción. En su fugaz paso por el recibidor de la sede socialista en Ferraz, un grupo de periodistas comenzó a bromear sobre cómo había logrado sortearlos sin ser visto. «Lo has hecho de cine, Pepe», le gritaron ya en la distancia. Él se acercó sonriente y medio en chanza medio en serio dijo: «Eso me dicen ahí dentro: que lo he hecho de cine esta semana».

Para quienes han trabajado para que Rubalcaba se ponga al mando, no podía haber nada más reconfortante que el hecho de que el propio Zapatero admitiera que no hay nadie mejor. Y ante los 'notables' del partido lo hizo no una, sino varias veces. «Es la persona que quieren nuestros compañeros y nuestros votantes -dijo antes siquiera de que se hubiera dado por abierto el ya inane proceso de primarias- ; tiene y es capaz de generar toda la confianza que el partido requiere en este momento; es respetado por nuestros adversarios y temido por algunos, los terroristas de ETA. Sé de lo que hablo», glosó.

Tanto empeño puso en su defensa que incluso afirmó que con él el PSOE puede ganar las elecciones a pesar del severo golpe electoral que recibió hace tan sólo una semana. «Va a tener ante sí una tarea de un gran esfuerzo -admitió- pero debo recordar que alguien que es un esprinter, que es capaz de correr 100 metros en poco más de 10 segundos, es capaz de ganar en 10 meses unas elecciones».

Defensa unánime

De la ministra de Defensa, que llegó con gesto compungido al encuentro, apenas hizo mención, salvo para reclamar a los suyos que a partir de ahora estén todos a una y saquen la cara por Rubalcaba «ante los periodistas y ante los amigos». «La generosidad es necesaria. Como la que ha tenido Carme Chacón, a quien agradezco su actitud y su valía», apuntó. Y como broche a este breve elogio, remató: «A mí me gusta hablar bien de todos los compañeros y todas las compañeras». Nada más.

Tampoco ella abrió la boca en toda la reunión. Hubo 35 peticiones de palabra, pero Chacón guardó silencio. Lo más parecido a un reproche por persona interpuesta que se produjo en las casi seis horas que duró el comité vino de su aún jefe de filas en el PSC, José Montilla. «Esta semana han pasado cosas que no me han gustado mucho», dijo. «Se prestan a equívocos, como la petición de un congreso del partido -explicitó-; ya he dicho que ese no es un mensaje idóneo cuando lo que hay que hacer es apoyar al Gobierno».

Lo del congreso, por otro lado, ya cayó el viernes en el olvido. Los líderes territoriales acordaron que en su lugar habrá una conferencia política en septiembre y el Comité Federal lo ratificó hoy. No hay unanimidad en hacia dónde debe orientar ahora el PSOE su proyecto, pero Zapatero dejó apuntado su criterio: no habrá un viraje radical ni se renegará de lo hecho.

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