«En Chile no ha sido un trauma cambiar de centro-izquierda a centro-derecha»
Antonio Skármeta novela el «No más» a Pinochet en «Los días del Arcoíris», que ayer presentó en Madrid
ANTONIO ASTORGA
Antonio Skármeta siempre llama dos veces a la puerta de la mejor literatura. En «Los días del Arcoíris» (Planeta), toc toc , se abre paso en la historia de Chile para narrar una epopeya de amor y una herida «luminosa». Acaeció en 1988, cuando ... el pueblo chileno despertó, pero el tiranosaurio (Augusto Pinochet) todavía estaba allí. El genocida, que se llevó a la tumba multitid de crímenes, había convocado a los ciudadanos chilenos al primer plebiscito tras quince años de férrea, inhumana, cruel y criminal dictadura, como lo son todas, militen en el signo que militen. Durante tres lustros, Pinochet se había encargado de que la única voz que se oyera fuera la suya, de que la única imagen que vomitara la televisión fuera la suya, de que la única sombra tenebrosa que se tambaleara en la oscuridad de la noche chilena fuera la suya. Pinochet le preguntaba a los chilenos en ese referéndum de hace 23 años: ¿Quieren tener un presidente con un tinte un poco «más democrático» durante otros ocho años más? «Sí o sí», eran las únicas opciones posibles entre visillos, pero emergió una campaña, que triunfó en las urnas: la del «No», la del «No +» al dictador, que capitaneó juventud. El dinosaurio solo permitió que los postulantes del «No» se explicaran 15 minutos en la televisión. Acechaban innúmeros indecisos.
Un cuarto de hora decisivo
Y fueron decisivos. La fantasía entró por esa rendija, y el «No +, no más» llegó al corazón de los chilenos dubitativos: no a más secuestros, no a más torturas, no a más asesinatos, no a más genocidio. Los indecisos, en palabras del escritor chileno nacido en Antofagasta (autor de El cartero de Neruda , o El baile de la Victoria , llevada al cine por Fernando Trueba) fueron los que consiguieron que el pueblo chileno forjara ese «No» latente a Pinochet y a sus esbirros, no más a tanto crimen, a tanta ignominia, a tanta afrenta. La alegría fue la quintaesencia de esa rebelión. «Entre Pinochet o el caos, entre el dictador o la libertad, los chilenos eligieron la libertad». A muchos chilenos les habían habían lavado el cerebro: tenían pavor a que si salía el “No” llegaría el marasmo, la anarquía o los comunistas. ¿Cómo se puede contrarrestar esa actitud? Con humor, con un personaje tierno y extravagante en la novela, Florcita Motuda , alias de Raúl Alarcón, el Chiquitito , que canta un vals lleno de ternura sobre el inmortal El Danubio Azul de Strauss: « Por la vida: “No”; por el hambre: “No”; y el exilio: “No”; A la violencia: “No”; al suicidio: “No”. No, no, no, no, noooooo no, no. No, no, no, no, noooooo... ». La alegría es una parte necesaria de la rebelión contra el poder». Los indecisos inclinaron el fiel de la balanza del tenebrismo hacia el plato de la libertad. Skármeta novela en «Los días del Arcoíris», Premio Iberoamericano de narrativa Planeta Casamérica 2011, el amor y el humor, de padres a hijos, de maestros a discípulos, que le devuelven los colores y la música a una capital gris.
«Ese “No” a Augusto Pinochet —prosigue Antonio Skármeta— nos llevó a la libertad, y de ahí a la democracia que hoy tenemos. La tendencia mayoritaria es democrática. El país ha encontrado su centro. Algunas veces es centro-izquierda, otras centro-derecha. Esas posibilidades le han dado estabilidad y progreso al país y una buena situación en el campo internacional. Esta coalición de centro-izquierda ha sido sustituida por una de centro-derecha, y cambiar no ha resultado traumático».
El histrionismo de Pinochet
Tras Pinochet, el democristiano Patricio Aylwyn encargó un informe sobre la vulneración de los derechos humanos: «El resultado fue mucho más atroz de lo que el propio presidente y la población de Chile podían soportar. Entonces, Aylwyn dijo: “Se hará justicia en la medida de lo posible”». Silencio de Skármeta. «¿Cómo que en la medida de lo posible? Se hace justicia o no se hace. Y con Pinochet se hizo y no se hizo. Las condenas a los culpables fue zigzageante. Los chilenos luchaban porque se hiciera justicia, mientras el dictador fue histriónico: en Londres se fingía enfermo y nada más llegar a Chile se levanta de su silla de ruedas para abrazar a sus comandantes en armas». Los juicios finales fueron largos, algunos se pudieron llevar a cabo, otros no. «Pinochet murió sin juicio ni condena, otros crímenes y sus autores tampoco han sido condenados. Sí y No». Skármeta convoca en «Los días del Arcoíris» el poder de la imaginación para provocar «cambios libertarios».
La mugre y la uña
Se le pregunta a Skármeta sobre el movimiento de «indignados» que azota las plazas españolas. El autor se una a su causa: «Esas personas están ejerciendo una libertad cívica de manera pacífica, como los personajes de mi novela. Azotados por tanta abulia, apatía, el movimiento “15-M” me atrae porque está agitando las conciencias. Ahora bien, ¿se va a convertir eso en un partido político? ¿Cuál es su futuro? Porque cuando se planteó la campaña del “No” en el referendum de 1988 en Chile, estaba la contrapartida del “Sí”: a la libertad y a la tranquilidad».
El referendum de 1988 separó en Chile la mugre de Pinochet de la uña de la libertad. En «Los días del Arcoíris» suena la canción de Billy Joel «Just the way you are/Tal y como eres». Skármeta llegaba en Madrid, procedente de Bilbao, y la melodía de aterrizaje era la canción de Joel: «Tal y como somos, la unión de los creadores y la gente puede provocar cambios fundamentales en la libertad y el pensamiento», concluye con ardiente paciencia Antonio Skármeta.
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