Cerrado por reforma

Es difícil sumar tanto desacierto en tan poco tiempo. Siempre pasa igual: los madrileños pagan con el Partido Socialista las iras contra Zapatero pero es que ya lo hacían antes incluso de que Zapatero fuera presidente, por lo tanto más que un síntoma la debacle socialista en Madrid es una tendencia que viene de antiguo, uno de esos achaques que tienen los edificios antiguos, también los partidos políticos sufren aluminosis por desgaste de materiales. El PSM tiene un problema serio de posición geográfica como advertía Leguina en su momento: «pobre PSM tan lejos de Dios pero tan cerca de Ferraz».

No sirvió el sortilegio de cambiar el nombre a la vieja FSM que acabó como el rosario de la aurora, el testimonio de los supervivientes causaba espanto entre quienes se arriesgaban a escucharlo. Su caso es digno de estudio en la historia del exorcismo mundial porque no se pueden dar más endemoniados en menos tiempo, incluyendo tamayos, balbases, candidatos fugaces, estrellas en tránsito, aquel experimento surrealista de la gestora con Cristina Narbona, primarias a primera sangre con «agosticidad» y duelo en La Moncloa, carteles de cine con poca gracia, y una sede que alguien puso en mal sitio: Callao, (plaza que se vuelve hoy en una cruel indirecta, igual que citar los salones «Epílogo» de Tomelloso en los que Carme Chacón predijo el inminente triunfo de Barreda en Castilla- La Mancha).

Tal vez unos expendedores de agua bendita en cada habitación consigan acabar con las familias, tendencias, apostados y maledicientes. Hagan algo antes de que el PSM acabe con el PSM igual que los agujeros negros se tragan a las estrellas sin que nadie pueda evitarlo. Berlanga lo calificaría como «austrohúngaro», algo fuera de la norma común.