Un minero leonés mata al novio, al padre y al hermano de su ex mujer en Asturias

Silvia Brugos apenas tuvo tiempo de celebrar su acta de concejal de la localidad asturiana de Degaña. A las pocas horas de que se conocieran los resultados electorales, su ex marido acabó con la vida de media familia. Ella y su madre se han salvado. Antes de que el reloj marcara las seis de la mañana, José Manuel Álvarez Fernández, minero leonés de 42 años, machete en mano forzó la puerta de la casa en la que vive su ex mujer.

Aprovechando la noche y que la familia dormía fue apuñalando hasta la muerte a todo el que se cruzaba en su camino. Con saña y con golpes certeros acabó con la vida del novio, el hermano y el padre de su antigua pareja sentimental e hirió a ésta y a su progenitora. Aunque huyó de la casa, en la que se encontraban también sus hijos de 6 y 11 años, fue detenido a sesenta kilómetros dos horas después. «Pero papá qué haces», dicen que fue lo único que pudo articular el mayor tras descubrir a media familia herida o moribunda.

Hacía años que José Manuel se separó de Silvia Brugos, pero según apuntan los vecinos de la localidad leonesa de Caboalles de Abajo, donde residía el minero, éste nunca lo superó. Le llamaban «el renegado», pues hasta tal punto se le había agriado el carácter. El minero había llevado en la tarde del domingo a sus hijos hasta el domicilio familiar de Degaña, en el que vivían con su madre, que fue elegida en los comicios municipales concejala del PSOE y llegó a casa tarde tras celebrar los resultados electorales.

A las 5.45 horas, el ex marido regresó a la casa como una fiera, destrozó la puerta con una maza y entró. Las víctimas, desprevenidas y adormiladas, bajaron al oír el ruido. No tuvieron tiempo de reaccionar. Jorge Marqués Vado, de 36 años, la actual pareja de Silvia; el padre de la mujer, Manuel Ángel Brugos Álvarez, de 61, y su hermano, Roberto Brugos Rodríguez, de 33, no lograron sobrevivir. También la atacó a ella, que nunca lo había denunciado, y a su madre. Las dos están heridas, pero no se teme por su vida.

Fue la propia víctima, con una puñalada ya, la que llamó desesperada a la Guardia Civil. La patrulla que se dirigó a la casa de Degaña se cruzó con el agresor, que conducía a gran velocidad y al huir llegó a chocar con el coche patrulla. Se repuso y se fugó en dirección a León.

Cuando los agentes accedieron al interior, yacían en la vivienda los cuerpos sin vida del novio y el padre de la ex mujer de agresor, con múltiples y profundas heridas de arma blanca. Asimismo, se encontraron gravemente herido a Roberto Brugos, el hermano de Silvia, que murió poco después.Las dos supervivientes permanecen estables y no se teme por sus vidas. En el caso de la madre, las heridas no son especialmente graves y será dada de alta en breve. Sin embargo, su hija fue trasladada al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en Oviedo, con un neumotórax leve y su estado es grave, aunque se encuentra fuera de peligro.

Según apuntó la Guardia Civil, los menores de 6 y 11 años, hijos de la pareja, no llegaron a presenciar el crimen, aunque estaban en la casa.Tras la huida del criminal en dirección a la provincia limítrofe de León, la Guardia Civil puso en marcha la búsqueda. A las ocho de la mañana fue detenido en Matarrosa del Sil, localidad leonesa en la que una de las víctimas, el novio de la ex mujer del agresor, trabajaba como profesor. El arrestado no presentaba síntomas de haber consumido alcohol ni drogas, pero sí padecía erosiones y heridas como consecuencia del forcejeo con las víctimas. Fue trasladado hasta Ponferrada y posteriormente al concejo asturiano de Cangas del Narcea.

En el coche los agentes encontraron la funda vacía de un machete. Se cree que durante la huida —llegó a recorrer 60 kilómetros— se deshizo del arma homicida. La consternación se adueñó ayer del barrio de Otero de Degaña, el concejo minero asturiano de 1.200 habitantes donde ocurrieron los hechos. En Caboalles de Abajo, donde residía el presunto homicida, empleado de Coto Minero Cantábrico del Grupo Victorino Alonso, los vecinos no se podían creer ayer lo sucedido. La tristeza y la incredulidad acerca de lo acontecido invadió a los habitantes de esta localidad del Valle de Laciana.